Arranco abriendo
el paraguas. Escribo como lo siento y mi corazón es burrero. No soy periodista
ni tengo pretensión alguna de pasar por uno.
Los Pingos de
Todos intenta simplemente reflejar una manera de ver el turf: la nuestra, los
que hacemos la página. Nos sabemos representativos para unos cuantos pero no por
eso nos creemos los dueños de la verdad.
Observo con mucha
molestia el enfrentamiento suscitado entre la dirigencia del Hipódromo de San
Isidro y la Revista Palermo en las últimas semanas.
Según el editor
de la revista (estimo que la firma de los editoriales estará a cargo de Roberto
Pico) el Jockey Club decidió retirarles la pauta publicitaria del circo del
norte ya que “no formarían parte de la nueva estrategia de comunicación”.
El editor está
convencido que se trata de un hecho “de revanchismo personal” por críticas
vertidas hacia San Isidro y lo cierto es que aunque no estuve en el lugar donde
se cocinó el bacalao, resulta un hecho a todas luces inadmisible que San Isidro
no apoye publicitariamente al medio con mayor trayectoria del turf nacional.
Si el Jockey Club
está convencido que existe un “boicot” de la Palermo hacia ellos deberá buscar
otros medios para contrarrestarlo pero de ninguna manera atacar al bolsillo de
la editorial fundamentalmente porque el dinero destinada a la difusión del turf
no es generado por esta dirigencia sino por el bolsillo de todos nosotros.
Consciente o inconscientemente de esta manera está propiciando un hecho de
censura.
Desconozco si la
Palermo se ve afectada o no económicamente por esta decisión. Y me gustaría que
quede claro que cuando defiendo a la Revista también lo hago con todos los
medios que viven de difundir el turf. No confundamos. Los Pingos no vive de la
actividad sino que es para la misma y queda fuera de mi reclamo.
En el caso de la
Palermo está el Jockey Club en el derecho de creer que defiende intereses
contrarios a los suyos y en algún punto puede que hasta les asista la razón
pero acá el único importante es el turf.
La Revista
Palermo ha dedicado en su edición Blanca sus cuatro últimos editoriales a
reflejar la situación con durísimas críticas al JC y, a pesar de coincidir con varias de ellas, creo que también mea fuera
del tarro ya que las mismas se intensificaron notablemente a partir de la infame medida de San Isidro. La actividad tiene centenares de problemas para enfocarse en un
único adversario corriendo el riesgo de perder objetividad. Ejerzo mi derecho a opinar como
burrero y eterno lector de un medio insustituible.
Apoyo la visión crítica porque estoy convencido que construye una actividad mejor pero no puedo respaldar esta batalla sangrienta porque siento que el que mas pierde es el turf.
Lopecito
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