El caballo estadounidense alcanzóla gloria máxima del turf
mundial, ganó el Belmont Stakes (G1-2400m) y obtuvo la triple corona, hecho que
no sucedía desde 1978.
Se terminó el maleficio, se acabó la sequía, finalizó la
espera. Tuvieron que pasar 37 años de múltiples desazones, tragos amargos y tristeza.
American Pharoah culminó con la racha negativa y se convirtió en el nuevo héroe
de la hípica internacional. El hijo de Pioneerof The Nile llegó a lo más alto,
lugar que luego de este logro, nunca dejará. El ahora triple coronado,
convirtió a Belmont Park en el lugar más ruidoso de la tierra, los gritos de
todos los aficionados a lo largo del planeta quebraron más de una voz, y
rompieron en llanto. Eso significa este logro, que roza lo imposible.
El caballo guiado por el mexicano Víctor Espinoza hizo todo
a voluntad en la carrera, largo un poco retrasado pero instantáneamente tomó la
delantera. Luego de eso marco parciales fáciles, en los cuales no fue
presionado. Con un desarrollo a su merced, ganó sobrando por un margen de 5 ¼ cuerpos
sobre Frosted (Tapit), dejando a Keen Ice (Curlin) tercero. Cabe destacar que
los últimos tramos el caballo no mostró ningún tipo de desgaste, con una
zancada más veloz que la otra. Su preparador el canoso Bob Baffert reflejó una
serena felicidad, alegando que tras vivir muchas situaciones similares y con el
paso de los años, se toma los momentos felices de otra manera. Los que si mostraron
toda su alegría fueron sus propietarios, los Zayat, que explotaron en emoción y
adrenalina tras el triunfo de su crédito. Un momento singular fue la entrega de
premios, donde después de casi cuatro décadas, un propietario pudo levantar el
trofeo de la triple corona, el más codiciado y anhelado en el deporte.
El “faraón” llegó a la cima, alcanzo el pico que ningún
equino lograba desde Affirmed, escribió su nombre en las páginas doradas del
olimpo hípico. Cerró su primer libro, donde la historia tuvo el final más
ansiado. Sus días en las pistas por
ahora no han acabado, se espera que siga hasta la Breeders’ Cup (G1-2000m)
donde posiblemente culmine su etapa corredora y mantenga su imagen allí arriba,
por encima de las nubes. Su futuro a largo plazo será en el Ashford Stud, donde
servirá y esparcirá toda su generosidad. Lo cierto es que gracias a él, el turf
volvió a sonreír y su nombre jamás será
olvidado.
Patricio Rivadeneira
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