sábado, 25 de octubre de 2014

Del Brigadier y su vencedor suicida


Brigadier Gerard. GB - 1968, por Queens Hussar (GB) y La Paiva (GB).
Pedigree
Campaña
Producción como padrillo


Según informa el stud book literario, Sir Arthur Ignatius Conan Doyle nació en Edimburgo, Escocia, el 22/5/1859, hijo de padre inglés y madre irlandesa, y falleció en Crowborough, Inglaterra, el 7/7/1930. Fue el creador de los inmortales Sherlock Holmes, cocainómano detective genio del método deductivo, y Professor Challenger, protagonista de historias de ciencia ficción. Otro de sus héroes, éste de la vida real, fue el coronel Baden-Powell, el fundador de los boy-scouts que conquistara sus glorias guerreras matando leones, jabalíes, venados, zulúes y demás seres inferiores que osaran moverse libres por el África. Don Conan Doyle obtuvo el título nobiliario de Sir no por sus méritos literarios, sino por las obras de propaganda que escribiera al servicio de la corona británica. Y como asimismo fue gran admirador de las aventuras imperiales francesas encabezadas por el corso bajito, también nació de su pluma el Brigadier Gerard, un oficial de húsares al servicio de Napoleón. Muy probablemente se hayan inspirado en ese Etienne Gerard de la ficción quienes bautizaron al figlio de Queen´s Hussar y La Paiva en 1968, año de los inmortales Matadores al otro lado del océano.


            Brigadier Gerard tal vez haya sido el mejor yobaca inglés del pasado siglo veinte. Ganó 17 sobre 18 (15 consecutivas entre 1971 y 1972), hazaña que ni siquiera los próceres Mill Reef o Nijinsky pudieron lograr. Cuando su propietario John Hislop, jockey amateur, periodista, empresario exitoso y experto en la cría de SPC, decidió cruzar a la humilde La Paiva con el también humilde Queen´s Hussar (un padrillo de 200 guineas el servicio), nadie podía imaginar que tiempo después, en la cuadra del entrenador Dick Hern, se alojaría una súper estrella del firmamento burrero británico.

            A los dos años se mantuvo invicto en sus cuatro salidas, incluyendo la parada brava del Middle Park Stakes en Newmarket, donde tuvo una actuación brillante. Allí enfrentaba a los ganadores clásicos Mummy´s Pet (6-5 en las apuestas, favorito) y Swing Easy (9-4 en las apuestas al igual que él), y se impuso sin problemas tirándole 3 cuerpos al primero. Sobre el final de la temporada ya era valorado junto otros dos peso pesado llamados a hacer historia: Mill Reef y My Swallow.

            En su siguiente temporada, el primer objetivo del joven Brigadier Gerard pasaba por las tradicionales 2000 Guineas, en una de las ediciones más fuertes de toda la historia, ya que para enfrentarlo (11-2 en las apuestas) se alineaban en la salida los citados Mill Reef (favorito 6-4) y My Swallow (plebiscitado 2-1). Largaron y éste último marcó el ritmo por el centro de la pista seguido por Mill Reef, mientras el Brigadier los marcaba de cerca. Así siguieron, y se preveía una apasionante lucha con definición a cargo de los tres. Pero no hubo final para alquilar balcones. Por los 300 el Brigadier pasó a la punta como una exhalación y en la línea puso fáciles 3 largos de ventaja respecto a los dos bravos. Para los especialistas, fue una de las actuaciones más destacadas en la historia de las 2000 Guineas. El caballo había vencido con holgura a Mill Reef, considerado uno de los más grandes SPC ingleses del siglo.
            Pese a la contundente victoria, John Hislop consideraba que su potrillo no era realmente un stayer, y no lo anotó para la disputa del Derby de Epsom. Le diagramó una campaña que apuntaba a las grandes carreras de media distancia, como el King George y el Eclipse Stakes, y a las más importantes pruebas sobre la milla. Por esta decisión la burrería inglesa se iba a quedar sin ver reeditado el fenomenal duelo con Mill Reef en clásicos de largo aliento. De allí en más, consolidando su perfil de millero, el Brigadier arrasa: le gana por 5 cuerpos a Faraway Son el Sussex Stakes sobre pista pesada y luego triunfa en el Queen Elizabeth Stakes, el Sr. Jame´s Palace Stakes y el Goodwood Mile, batiendo en éste por diez largos a Gold Rod. Sobre el final de la temporada se impone por cabeza en el Champion Stakes, venciendo al potrillo irlandés Rarity. De todas formas, el título de Mejor Caballo del Año quedaría para Mill Reef.

            Ya como cuatro años, el hijo de Queen’s Hussar sigue acumulando proezas y grabando a fuego su nombre en la historia del turf. Inaugura la temporada venciendo por 2 y ½ cpos en el Lockinge Stakes, performance que no les llenó el ojo a sus seguidores cuando en los últimos 400 tuvo que ser muy exigido por su jockey. A continuación disputa el Westbury Stakes en Sandown Park, concediéndole 4.5 kg a Pembroke y 6 a Castle and Ballyhot. Éste marcó el camino desde el comienzo, y aún cuando el Brigadier lo cazó a faltando 200 metros siguió resistiéndose, para finalmente caer ante el campeón sólo por medio cuerpo. El gran Gerard continuó con una notable victoria en el marco del Prince of Wales Stakes, en Ascot, firmándole la boleta al ganador del Derby Irlandés Steel Pulse. Vino segundo hasta los 400, donde pasó a comandar y estiró ventajas que en el disco fueron de 5 cuerpos.
            Llegaba el Eclipse Stakes, posibilidad de revancha con Mill Reef (otra Carrera del Siglo). Pero las expectativas se esfumaron, ya que su rival estaba con problemas de salud debidos a un virus, y debía descansar. A la hora de la carrera, muchos pensaron que la pista pesada conspiraría contra el Brigadier, que lucía muy nervioso en el paseo previo. Pero finalmente, a dos furlongs de la meta e incentivado por el látigo de Joe Mercer, aceleró y terminó venciendo por un cuerpo a Gold Rod. En ésta había corrido bien, y punto. Era dudoso atribuir la performance al estado de la pista, ya que en su victoria sobre Faraway Son en el Sussex Stakes ‘71 se había encontrado con el mismo escenario.

            El siguiente objetivo del Brigadier era el King George VI and Queen Elizabeth Diamond Stakes en Royal Ascot, la más prestigiosa carrera del calendario europeo junto al Arco del Triunfo, donde lo esperaba por primera vez el exigente tiro de una milla y media. Aquí tendría que hacer frente nada menos que a Riverman, ganador de las 2000 Guineas francesas, a Steel Pulse, ganador del Derby irlandés, a Gay Lusaac, ganador del Derby italiano, y a Parnell, ganador del St. Leger irlandés. Abiertas las gateras, salió en punta Parnell. Joe Mercer trajo a su dirigido entre segundo y tercero a dos cuerpos del líder hasta codo final. A 400 metros del disco, el Brigadier se puso a la par del líder y comenzó tirarse hacia él corriendo en dirección a los palos. El látigo de Mercer salió disparado tratando de evitar que golpeara al puntero, pero una vez superado éste, nuevamente Gerard se cerró hacia los palos. En la línea de sentencia 1 y ½ cpos lo separaban de Parnell, y los comisarios se abocaron a comprobar si había interferido o no en el camino de su oponente. La película confirmaba su sesgo hacia los palos, mostrando también que Parnell se había abierto. En definitiva los jueces consideraron que éste no había sido molestado y mantuvieron el orden de llegada. Para un caballo millero, la actuación del Brigadier había sido espectacular. Entre sus adversarios, Riverman terminó tercero a 5 y ½ cpos de Parnell y Steel Pulse cuarto dos largos detrás de Riverman.

            El mundo del turf europeo nuevamente se asomaba con ansiedad al posible enfrentamiento Mill Reef-Brigadier Gerard, ansiedad que hasta había sabido poner en un segundo plano el Derby de Epsom. Pero en la Benson and Hedges Gold Cup de York, la historia volvió a repetirse. Con problemas que retrasaron su entrenamiento Mill Reef fue retirado, y pareció que el clásico iba a ser una carrera de un solo caballo, ya que el Brigadier volvía a su distancia ideal para enfrentarse con los dos primeros de un Derby que se consideraba flojo. La prueba, en lo previo, era un trámite. Un compromiso más de su campaña, planificada cuidadosamente y ya amenazando en firme el récord de imbatibilidad del tano Ribot (17 carreras consecutivas). Además, sobre su cruz llevaría el factor patriótico de los burreros súbditos de la reina: en esos tiempos las carreras en Inglaterra eran dominadas por caballos que llevaban la marca USA en el orillo, y el Brigadier era un ejemplar inglés, criado en el país por su propietario también inglés.
Pero en medio de la vida del campeón vino a meterse un convidado de piedra que terminó con su invicto. Se trataba de un yobaca estadounidense con nombre hispano tirando a sudaca: Roberto. Nadie tomaba como rival serio a este yanqui que había ganado el Derby de Epsom fracasando luego en el irlandés, encima con su monta sorpresivamente confiada a un panameño que nunca había corrido en Inglaterra. Cuentan las crónicas que muchos aficionados hasta lo tacharon en las llaves.
El verdugo del hijo de La Paiva fue montado con maestría por Braulio Baeza, que eligió una estrategia de punta y vino siempre adelante, con un exótico pompón en la gorra y agachadito tras la cabeza de su dirigido. Teniendo al Brigadier cerca durante todo el tiro, llegado el derecho final siguió viaje y se tornó inalcanzable.
A la hora de analizar las causas de la derrota del campeón se especuló con que tal vez no estaba en su mejor momento, pero esa teoría no se muestra muy sólida: tanto Roberto como él rompieron el récord de la pista. Comenta el jockey español Nacho Escario: “Braulio Baeza marcó un paso abrasador, al que simplemente Brigadier Gerard no pudo hacer frente. Los jockeys americanos como Baeza, son expertos en montar carreras en punta utilizando éstas tácticas. Incluso el maestro Lester Piggot podría haber aprendido una o dos lecciones de ésta monta.” Quizá, simplemente, aquel no haya sido el día del Brigadier, uno de los caballos del siglo que un día, sólo un día, se encontró con otro mejor.

            Gerard no siente la derrota. Vuelve con una impresionante victoria en el Queen Elizabeth II Stakes en Ascot, donde le concedía 3kg a Sparkler. Luego de un contratiempo que le costó un retraso de 3 o 4 cuerpos respecto de los líderes, se rehízo y terminó ganando por 6 cuerpos a un segundo del récord de la carrera.
            En su última presentación, en el marco del Champion Stakes en Newmarekt, lo esperaba otra vez Riverman. Mercer lo ubicó detrás de los punteros, y a 600 metros del disco fue por la punta mientras detrás Riverman hacía lo propio. En la meta el Brigadier conservó 1 y ½ cuerpo de ventaja a favor. En su adiós a las competencias, camino al pesaje recibió una conmovedora ovación, como las que los aficionados tributaron en su tiempo a Ribot, Sea Bird o Nijinsky. Había obtenido ganancias por 243.924 libras, más que cualquier otro SPC en la historia de las carreras británicas.

            Fue retirado al Egerton Stud. Los aficionados ingleses sintieron un gran alivio cuando 24 acciones del caballo (de 25.000 libras cada una) fueron vendidas a criadores seleccionados. Eso aseguraba que el campeón permanecería en Gran Bretaña y no sería exportado a USA. Pero el Brigadier no se destacó como padrillo. Entre sus hijos apenas sobresalieron dos nacidos en 1980: Cavalry, ganador del St. Leger, y Vayraan, vencedor del Champion Stakes.

            Volvamos a la opinión de Nacho Escario, gran conocedor del turf europeo, para saber dónde colocaría a Brigadier Gerard respecto de otros grandes caballos europeos del siglo veinte. “Estadísticamente tiene el récord de un caballo entrenado en Gran Bretaña con 15 victorias consecutivas, mejorando las marcas de Mill Reef, Sea Bird o Nijinsky. (…) Algunas actuaciones de grandes milleros del siglo podrían ser comparadas hasta que llegaron sus victorias, demoliendo a Sparkler en el Queen Elizabeth II Stakes en 1972 o su triunfo en las 2000 Guineas sobre My Swallow y Mill Reef. Sólo Tudor Minstrel podría compararse con él. Sobre 2200 metros, creo que estaría por encima de caballos como Troy o Crepello, o al menos a su mismo nivel. Sobre 2000, estoy casi seguro que Mill Reef y Ribot le habrían batido sin ninguna dificultad, mientras Nijinsky, Vaguely Noble o Shergar creo que también le hubieran batido, tal vez con más problemas, aunque podía haber vencido a todos estos caballos sobre la milla. (…) Será complicado que volvamos a ver a un millero hacer cosas como las que hizo Brigadier Gerard.”


            Pero, ¿quién fue ese tal Roberto, el único caballo que logró vencerlo?


Roberto. USA - 1969, por Hail to Reason (USA) y Bramalea (USA).
Pedigree
Campaña
Producción como padrillo


Cuenta la historia que en el otoño de 1970 llega a los boxes del famoso preparador Vincent O´Brien en Irlanda un potrillo norteamericano línea Nearco que podía ser catalogado como de personalidad “dominante”. Provenía del Darby Dan Farm de Kentucky, propiedad del industrial norteamericano John Galbreath, quien lo había bautizado Roberto en honor al jugador portorriqueño de béisbol Roberto Clemente, estrella de los Pittsburgh Pirates (equipo del que también era dueño don Galbreath). Con productos de la cría norteamericana, O´Brien llevaba ganados dos Derbys de Epsom en tres años, y el recién llegado podía convertirse en su tercer logro. Roberto era todo un ejemplo de consanguinidad. Sus padres, amén de ser buenos corredores, compartían nada menos que 9 de 24 progenitores en 3ª y 4ª generación.
            Era un potrillo temperamental con rodillas delicadas que se le resentían sobre pista blanda y dificultades para las curvas a la derecha. En The Curragh ganó su primera carrera sobre 1200 mts por 3 largos, después el Anglesey Stakes sobre el mismo tiro por 6, y luego el National Stakes sobre 1400 por 5. En ese momento O´Brien lo envió a Longchamp para el Grand Criterium, donde con la confiada monta de Piggot sólo pudo arribar cuarto. Ya como tres años, en 1972 gana un clásico de 1400 mts. en Phoenix Park, es 2º en las Guineas, gana el Derby de Epsom ante Rheingold, llega 7º en el Derby Irlandés y desemboca en el famoso Benson & Hedges Gold Cup, en York, donde rompe el invicto de 15 victorias de Brigadier Gerard.
            Por entonces no era muy reconocido por el público, y la poca simpatía que sentían por él se acentuó cuando el dueño bajó de su cruz al jinete que lo había montado en las Guineas para reemplazarlo por Piggot, algo en lo que él no tenía nada que ver… En el citado Benson & Heges, no sólo venció al héroe sino que dejó más lejos aún a su rival del Derby, Rheingold. Corrió de punta y se mantuvo resistiendo la persecución del campeón hasta ganarle por 3 largos estableciendo una nueva plusmarca mundial para los 2100 metros. Mostraba así la mejor faceta del fuego que llevaba en el corazón, el mismo que había temido la persona que desistiera de comprarlo tras su victoria en el Derby diciendo: “Hay demasiado fuego en la constitución de Roberto.”
            Ganándole al ídolo, no obtuvo precisamente el reconocimiento que le faltaba. A continuación quedó 2º en el Prix Niel y arribó 7º en el Arco de Triunfo. En 1973, como cuatro años, corrió tres veces y fue retirado otras cuatro entre percances, lesiones y conservadurismo de su entrenador. Perdió en el Nijinsky Stakes en Leopardstown, ganó el Coronation Cup en Epsom por 5 cuerpos y perdió en el King George VI & Queen Elizabeth Stakes, retirándose a servir como padrillo con un historial de 7 ganadas y 3 segundos sobre 14 salidas.
Padreó en el Darby Dan Farm de Kentucky desde 1974, y aunque diez años después de su llegada alcanzaba un elevado canon de cubrición, recibía muchas críticas por la irregularidad de sus producciones, tanto en calidad como en cantidad. Aún así fue un gran semental, produciendo un 17% de ganadores de grupo, y también sobresalió como abuelo materno. Logró dar corredores como Lear Fan, Brian´s Time y Sunshine Forever, y sementales como Don Roberto (destacado padrillo en España, donde brilló su hija Robertiya), Silver Hawk y Dynaformer (el padre de Bárbaro). En los últimos años su línea de sangre ha tenido mala suerte debido a las muertes tempranas de Electrocutionist y el mencionado Bárbaro.

            Lo que llama a la reflexión respecto de la vida de Roberto es, paradójicamente, su muerte. El que fuera descripto en las crónicas turfísticas como un animal sensible y temperamental, murió el 2 de agosto de 1988 a la edad de 19 años, por autolesiones que se provocó en la cabeza estando solo en su box. En otras palabras, se suicidó. ¿Será que aquel pingo nunca estuvo cómodo con su vida de caballo de carreras, y siendo poseedor de ese fuego incontrolable que inhibiera a un comprador decidió mandar de una buena vez al carajo a todo el género humano haciéndose la boleta? Dueño de una fuerte y dominante personalidad, acaso incomprendido y falto de estímulos, tal vez nunca terminó de adaptarse a la vida propuesta por los humanos y, aún después de 15 años como padrillo, con por lo menos diez años de vida futura se declaró violentamente forfait.
            El negocio alrededor del SPC se basa en la precocidad. Los animales se doman muy temprano, y armados de su impresionante aunque frágil y muchas veces efímera vitalidad comienzan a competir, etapa que suele traducirse en un ritmo vertiginoso de entrenamientos, carreras, cambios de escenario y viajes. Un muy alto porcentaje de ejemplares termina su vida de competencia antes de entrar en la adultez (cuando se les completa la dentadura permanente, al cumplir cinco años) e inmediatamente, siempre al ritmo del negocio que necesita ganar tiempo en todas sus etapas, comienzan a servir.
            Pero el caballo es un ser social que necesita relacionarse con sus pares, y en función del ritmo detallado líneas arriba, quien nace SPC y llega a las pistas prácticamente no tiene tiempo ni espacio para la vida de relación. Ve postergada la misma durante la campaña y después, cuando llega a los establecimientos de crianza, su socialización se ha dado más con humanos (domadores, entrenadores, médicos, galopadores, peones, jockeys) que con otros caballos. En los haras las yeguas la llevan un poco mejor, ya que afrontan el nuevo sedentarismo compartiendo campo con otras yeguas y pudiendo socializar sus vidas en el orden jerárquico propio y natural de la raza. Pero los padrillos, además de los comunes problemas de adaptación, al trabajar de sementales pasan a una condición de vida forzosamente solitaria. Excepto en sus encuentros con las yeguas a servir (de tiempo limitado y sin rituales de apareamiento), por lo general se los mantiene aislados, ya que dejarlos galopar libres junto a sus pares significa correr el riesgo de que se lastimen y paren de generar dinero. No sorprenden entonces los caballos que en esta etapa se deprimen o mutan su carácter hacia la imprevisibilidad, la impaciencia y la agresión. Abundan los casos de padrillos que se muestran desconfiados, recelosos, o que enseguida pierden la paciencia, a veces llegando a límites impensados, como el caso de Seeking The Gold, un pensionista del afamado Claiborne Farm de Kentucky que literalmente le arrancó la mejilla a un visitante que tuvo la mala idea darle la espalda para sacar una foto.          

            Que casos como los de Roberto o Seeking The Gold sean excepcionales, no debería impedir por lo menos revisar las metodologías. Veamos que nos puede comentar acerca de estas cuestiones el Doctor Mario López Oliva.
-El tratar de entender la psicología del caballo, de respetar su lenguaje y sus necesidades de sociabilidad y relación, acaso conduzca a opciones de crianza que modifiquen  las ecuaciones tiempo-dinero del negocio turfístico. ¿Esas alternativas serían realmente imposibles de implementar, o todavía hay espacio para crías mas “artesanales” y menos “industrializadas”?
-La pregunta es muy buena y de hecho ya se hacen desde hace tiempo manejos mucho más adecuados a las necesidades de este tipo de caballos. A mi entender el buen trato (por conocimiento y no solo por iniciativa) y manejo es la clave para evitar problemas en el crecimiento y desarrollo de los potrillos tanto en el haras como en el stud.
En el exterior hay numerosos cursos que enseñan sobre la psicología y trato a los caballos. He visto en nuestro país (casi ya no se ven por suerte) verdaderas herejías por parte de quienes los manejan. Esta problemática nace de la falta de visión (formación y cultura) acerca de lo que significa el buen trato para lograr mantener la integridad psicológica y orgánica en un equilibrio lo más duradero posible, habida cuenta que ya el solo hecho de aislarlos por completo de sus congéneres es de por sí demasiado estresante.  El ser humano pasa a ser el que más comparte el día con ellos, y si esta relación no guarda el debido equilibrio empiezan a aparecer los aspectos negativos de conducta que pueden llegar a hacer fracasar una campaña.
Ya se hacen manejos acordes con las necesidades de los potrillos, por ejemplo imprinting, boxes intercomunicados por una reja para que se puedan ver, peones mejor formados (me pregunto, ¿por qué en Argentina no existe una escuela de peones vareadores que enseñen a trabajar a los que van a convivir con los caballos?) El tema da para largo pero creo que para tener una idea con esto es suficiente.
-No entiendo el significado del término “imprinting”.
-Imprinting es una acción que se realiza apenas nacido el potrillo y se ha estudiado mucho, tanto es así que ahora se está poniendo en tela de juicio si se debe hacer o no.
Consiste en el manoseo del potrillo apenas nacido para que éste reconozca el olor del ser humano y su presencia. Esto le saca el temor que tiene naturalmente (recordar que el caballo es un animal de huída). Cuando está bien hecho es increíble la falta de miedos que tienen, aceptan mucho mejor toda su vida con nosotros, que se la hacemos bastante difícil. Una cosa a tener en cuenta es la falta de formación que tienen nuestros profesionales sobre estos temas (criadores, jockeys, entrenadores, peones, veterinarios y propietarios, todos), no terminamos de entender que los animales, no importa de que especie sean, no están debajo del humano sino que comparten un espacio común y por lo tanto hay que incluirlos y respetarlos.
-Leí en Internet que el Three Chimneys Farm de USA, hogar del gran Seattle Slew, monta a sus padrillos todos los días en distintos regímenes de ejercicio. El citado campeón, por ejemplo, recorría diariamente una milla al paso. ¿Cosas como ésta se hacen únicamente con el objetivo de controlar la agresividad de los sementales o tienen algo que ver con ese entender la psicología equina antes mencionado?
-Son absolutamente estratégicos los ejercicios para padrillos. El hecho de que salgan solo para servir a las yeguas es desde mi punto de vista contraproducente. Los ejercicios no solo benefician la parte física sino también la psicológica y cada padrillo puede tener un régimen acorde con sus características. El estar afuera una buena cantidad de tiempo es importantísimo, por ejemplo en piquetes. Actualmente esto se hace de rutina.

            Como raro espécimen burrero que soy, siempre oscilando entre la pasión de las carreras y el miedo constante por la salud de los yobacas, los conceptos de Mario mitigan en cierta medida la tristeza e inquietud que sentí al investigar la vida de Roberto e imaginarla como el resultado de una metodología vigente.
            Me parece muy buena esa idea de organizar una escuela de peones vareadores. Tal vez un lugar con espacio no sólo para personas experimentadas en el trato con los SPC, sino también, porqué no, para tantos paisanos de nuestro campo con toda una vida entre caballos. Y ya me voy por las ramas e imagino hasta profesores indios explicando cómo hacían sus antepasados para domar sin violencia mientras se revuelve en su tumba el yeneral Roca, Mandinga lo tenga en el horno y no lo suelte.


   Roberto vence a Brigadier Gerard en el Benson & Hedges Gold Cup 1972
 


Marcelo Fébula
Nota publicada originalmente en TAG - Todo a Ganador en Marzo de 2009.

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