Brigadier Gerard. GB - 1968, por Queens Hussar (GB) y La Paiva (GB).
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Producción como padrillo
Según
informa el stud book literario, Sir Arthur Ignatius Conan Doyle nació en
Edimburgo, Escocia, el 22/5/1859, hijo de padre inglés y madre irlandesa, y
falleció en Crowborough, Inglaterra, el 7/7/1930. Fue el creador de los
inmortales Sherlock Holmes, cocainómano detective genio del método deductivo, y
Professor Challenger, protagonista de historias de ciencia ficción. Otro de sus
héroes, éste de la vida real, fue el coronel Baden-Powell, el fundador de los
boy-scouts que conquistara sus glorias guerreras matando leones, jabalíes,
venados, zulúes y demás seres inferiores que osaran moverse libres por el
África. Don Conan Doyle obtuvo el título nobiliario de Sir no por sus méritos literarios, sino por las obras de propaganda
que escribiera al servicio de la corona británica. Y como asimismo fue gran
admirador de las aventuras imperiales francesas encabezadas por el corso
bajito, también nació de su pluma el Brigadier Gerard, un oficial de húsares al
servicio de Napoleón. Muy probablemente se hayan inspirado en ese Etienne
Gerard de la ficción quienes bautizaron al figlio de Queen´s Hussar y La Paiva
en 1968, año de los inmortales Matadores al otro lado del océano.
Brigadier Gerard tal vez haya sido
el mejor yobaca inglés del pasado siglo veinte. Ganó 17 sobre 18 (15
consecutivas entre 1971 y 1972), hazaña que ni siquiera los próceres Mill Reef
o Nijinsky pudieron lograr. Cuando su propietario John Hislop, jockey amateur,
periodista, empresario exitoso y experto en la cría de SPC, decidió cruzar a la
humilde La Paiva con el también humilde Queen´s Hussar (un padrillo de 200 guineas
el servicio), nadie podía imaginar que tiempo después, en la cuadra del
entrenador Dick Hern, se alojaría una súper estrella del firmamento burrero
británico.
A los dos años se mantuvo invicto en
sus cuatro salidas, incluyendo la parada brava del Middle Park Stakes en
Newmarket, donde tuvo una actuación brillante. Allí enfrentaba a los ganadores
clásicos Mummy´s Pet (6-5 en las apuestas, favorito) y Swing Easy (9-4 en las
apuestas al igual que él), y se impuso sin problemas tirándole 3 cuerpos al
primero. Sobre el final de la temporada ya era valorado junto otros dos peso pesado llamados a hacer historia:
Mill Reef y My Swallow.
En su siguiente temporada, el primer
objetivo del joven Brigadier Gerard pasaba por las tradicionales 2000 Guineas,
en una de las ediciones más fuertes de toda la historia, ya que para
enfrentarlo (11-2 en las apuestas) se alineaban en la salida los citados Mill
Reef (favorito 6-4) y My Swallow (plebiscitado 2-1). Largaron y éste último
marcó el ritmo por el centro de la pista seguido por Mill Reef, mientras el
Brigadier los marcaba de cerca. Así siguieron, y se preveía una apasionante
lucha con definición a cargo de los tres. Pero no hubo final para alquilar
balcones. Por los 300 el Brigadier pasó a la punta como una exhalación y en la
línea puso fáciles 3 largos de ventaja respecto a los dos bravos. Para los
especialistas, fue una de las actuaciones más destacadas en la historia de las
2000 Guineas. El caballo había vencido con holgura a Mill Reef, considerado uno
de los más grandes SPC ingleses del siglo.
Pese a la contundente victoria, John
Hislop consideraba que su potrillo no era realmente un stayer, y no lo anotó
para la disputa del Derby de Epsom. Le diagramó una campaña que apuntaba a las
grandes carreras de media distancia, como el King George y el Eclipse Stakes, y
a las más importantes pruebas sobre la milla. Por esta decisión la burrería
inglesa se iba a quedar sin ver reeditado el fenomenal duelo con Mill Reef en
clásicos de largo aliento. De allí en más, consolidando su perfil de millero,
el Brigadier arrasa: le gana por 5 cuerpos a Faraway Son el Sussex Stakes sobre
pista pesada y luego triunfa en el Queen Elizabeth Stakes, el Sr. Jame´s Palace
Stakes y el Goodwood Mile, batiendo en éste por diez largos a Gold Rod. Sobre
el final de la temporada se impone por cabeza en el Champion Stakes, venciendo
al potrillo irlandés Rarity. De todas formas, el título de Mejor Caballo del
Año quedaría para Mill Reef.
Ya como cuatro años, el hijo de
Queen’s Hussar sigue acumulando proezas y grabando a fuego su nombre en la
historia del turf. Inaugura la temporada venciendo por 2 y ½ cpos en el
Lockinge Stakes, performance que no les llenó el ojo a sus seguidores cuando en
los últimos 400 tuvo que ser muy exigido por su jockey. A continuación disputa
el Westbury Stakes en Sandown Park, concediéndole 4.5 kg a Pembroke y 6 a
Castle and Ballyhot. Éste marcó el camino desde el comienzo, y aún cuando el
Brigadier lo cazó a faltando 200 metros siguió resistiéndose, para finalmente
caer ante el campeón sólo por medio cuerpo. El gran Gerard continuó con una
notable victoria en el marco del Prince of Wales Stakes, en Ascot, firmándole
la boleta al ganador del Derby Irlandés Steel Pulse. Vino segundo hasta los
400, donde pasó a comandar y estiró ventajas que en el disco fueron de 5
cuerpos.
Llegaba el Eclipse Stakes,
posibilidad de revancha con Mill Reef (otra Carrera
del Siglo). Pero las expectativas se esfumaron, ya que su rival estaba con
problemas de salud debidos a un virus, y debía descansar. A la hora de la
carrera, muchos pensaron que la pista pesada conspiraría contra el Brigadier,
que lucía muy nervioso en el paseo previo. Pero finalmente, a dos furlongs de
la meta e incentivado por el látigo de Joe Mercer, aceleró y terminó venciendo
por un cuerpo a Gold Rod. En ésta había corrido bien, y punto. Era dudoso
atribuir la performance al estado de la pista, ya que en su victoria sobre
Faraway Son en el Sussex Stakes ‘71 se había encontrado con el mismo escenario.
El siguiente objetivo del Brigadier
era el King George VI and Queen Elizabeth Diamond Stakes en Royal Ascot, la más
prestigiosa carrera del calendario europeo junto al Arco del Triunfo, donde lo
esperaba por primera vez el exigente tiro de una milla y media. Aquí tendría
que hacer frente nada menos que a Riverman, ganador de las 2000 Guineas
francesas, a Steel Pulse, ganador del Derby irlandés, a Gay Lusaac, ganador del
Derby italiano, y a Parnell, ganador del St. Leger irlandés. Abiertas las
gateras, salió en punta Parnell. Joe Mercer trajo a su dirigido entre segundo y
tercero a dos cuerpos del líder hasta codo final. A 400 metros del disco, el
Brigadier se puso a la par del líder y comenzó tirarse hacia él corriendo en
dirección a los palos. El látigo de Mercer salió disparado tratando de evitar
que golpeara al puntero, pero una vez superado éste, nuevamente Gerard se cerró
hacia los palos. En la línea de sentencia 1 y ½ cpos lo separaban de Parnell, y
los comisarios se abocaron a comprobar si había interferido o no en el camino
de su oponente. La película confirmaba su sesgo hacia los palos, mostrando
también que Parnell se había abierto. En definitiva los jueces consideraron que
éste no había sido molestado y mantuvieron el orden de llegada. Para un caballo
millero, la actuación del Brigadier había sido espectacular. Entre sus
adversarios, Riverman terminó tercero a 5 y ½ cpos de Parnell y Steel Pulse
cuarto dos largos detrás de Riverman.
El mundo del turf europeo nuevamente
se asomaba con ansiedad al posible enfrentamiento Mill Reef-Brigadier Gerard,
ansiedad que hasta había sabido poner en un segundo plano el Derby de Epsom.
Pero en la Benson and Hedges Gold Cup de York, la historia volvió a repetirse.
Con problemas que retrasaron su entrenamiento Mill Reef fue retirado, y pareció
que el clásico iba a ser una carrera de un solo caballo, ya que el Brigadier
volvía a su distancia ideal para enfrentarse con los dos primeros de un Derby
que se consideraba flojo. La prueba, en lo previo, era un trámite. Un
compromiso más de su campaña, planificada cuidadosamente y ya amenazando en
firme el récord de imbatibilidad del tano Ribot (17 carreras consecutivas).
Además, sobre su cruz llevaría el factor patriótico de los burreros súbditos de
la reina: en esos tiempos las carreras en Inglaterra eran dominadas por
caballos que llevaban la marca USA en el orillo, y el Brigadier era un ejemplar
inglés, criado en el país por su propietario también inglés.
Pero
en medio de la vida del campeón vino a meterse un convidado de piedra que
terminó con su invicto. Se trataba de un yobaca estadounidense con nombre
hispano tirando a sudaca: Roberto. Nadie tomaba como rival serio a este yanqui
que había ganado el Derby de Epsom fracasando luego en el irlandés, encima con
su monta sorpresivamente confiada a un panameño que nunca había corrido en
Inglaterra. Cuentan las crónicas que muchos aficionados hasta lo tacharon en
las llaves.
El
verdugo del hijo de La Paiva fue montado con maestría por Braulio Baeza, que
eligió una estrategia de punta y vino siempre adelante, con un exótico pompón
en la gorra y agachadito tras la cabeza de su dirigido. Teniendo al Brigadier
cerca durante todo el tiro, llegado el derecho final siguió viaje y se tornó
inalcanzable.
A
la hora de analizar las causas de la derrota del campeón se especuló con que
tal vez no estaba en su mejor momento, pero esa teoría no se muestra muy
sólida: tanto Roberto como él rompieron el récord de la pista. Comenta el
jockey español Nacho Escario: “Braulio
Baeza marcó un paso abrasador, al que simplemente Brigadier Gerard no pudo
hacer frente. Los jockeys americanos como Baeza, son expertos en montar carreras
en punta utilizando éstas tácticas. Incluso el maestro Lester Piggot podría
haber aprendido una o dos lecciones de ésta monta.” Quizá, simplemente,
aquel no haya sido el día del Brigadier, uno de los caballos del siglo que un
día, sólo un día, se encontró con otro mejor.
Gerard no siente la derrota.
Vuelve con una impresionante victoria en el Queen Elizabeth II Stakes en Ascot,
donde le concedía 3kg a Sparkler. Luego de un contratiempo que le costó un
retraso de 3 o 4 cuerpos respecto de los líderes, se rehízo y terminó ganando
por 6 cuerpos a un segundo del récord de la carrera.
En su última presentación, en el
marco del Champion Stakes en Newmarekt, lo esperaba otra vez Riverman. Mercer
lo ubicó detrás de los punteros, y a 600 metros del disco fue por la punta
mientras detrás Riverman hacía lo propio. En la meta el Brigadier conservó 1 y
½ cuerpo de ventaja a favor. En su adiós a las competencias, camino al pesaje
recibió una conmovedora ovación, como las que los aficionados tributaron en su
tiempo a Ribot, Sea Bird o Nijinsky. Había obtenido ganancias por 243.924
libras, más que cualquier otro SPC en la historia de las carreras británicas.
Fue retirado al Egerton Stud. Los
aficionados ingleses sintieron un gran alivio cuando 24 acciones del caballo (de
25.000 libras cada una) fueron vendidas a criadores seleccionados. Eso
aseguraba que el campeón permanecería en Gran Bretaña y no sería exportado a
USA. Pero el Brigadier no se destacó como padrillo. Entre sus hijos apenas
sobresalieron dos nacidos en 1980: Cavalry, ganador del St. Leger, y Vayraan,
vencedor del Champion Stakes.
Volvamos a la opinión de Nacho
Escario, gran conocedor del turf europeo, para saber dónde colocaría a
Brigadier Gerard respecto de otros grandes caballos europeos del siglo veinte. “Estadísticamente tiene el récord de un
caballo entrenado en Gran Bretaña con 15 victorias consecutivas, mejorando las
marcas de Mill Reef, Sea Bird o Nijinsky. (…) Algunas actuaciones de grandes
milleros del siglo podrían ser comparadas hasta que llegaron sus victorias,
demoliendo a Sparkler en el Queen Elizabeth II Stakes en 1972 o su triunfo en
las 2000 Guineas sobre My Swallow y Mill Reef. Sólo Tudor Minstrel podría
compararse con él. Sobre 2200 metros, creo que estaría por encima de caballos
como Troy o Crepello, o al menos a su mismo nivel. Sobre 2000, estoy casi
seguro que Mill Reef y Ribot le habrían batido sin ninguna dificultad, mientras
Nijinsky, Vaguely Noble o Shergar creo que también le hubieran batido, tal vez
con más problemas, aunque podía haber vencido a todos estos caballos sobre la
milla. (…) Será complicado que volvamos a ver a un millero hacer cosas como las
que hizo Brigadier Gerard.”
Pero, ¿quién fue ese tal Roberto, el
único caballo que logró vencerlo?
Roberto. USA - 1969, por Hail to Reason (USA) y Bramalea
(USA).
Campaña
Producción como padrillo
Cuenta
la historia que en el otoño de 1970 llega a los boxes del famoso preparador
Vincent O´Brien en Irlanda un potrillo norteamericano línea Nearco que podía
ser catalogado como de personalidad “dominante”. Provenía del Darby Dan Farm de
Kentucky, propiedad del industrial norteamericano John Galbreath, quien lo
había bautizado Roberto en honor al jugador portorriqueño de béisbol Roberto
Clemente, estrella de los Pittsburgh Pirates (equipo del que también era dueño
don Galbreath). Con productos de la cría norteamericana, O´Brien llevaba
ganados dos Derbys de Epsom en tres años, y el recién llegado podía convertirse
en su tercer logro. Roberto era todo un ejemplo de consanguinidad. Sus padres,
amén de ser buenos corredores, compartían nada menos que 9 de 24 progenitores
en 3ª y 4ª generación.
Era un potrillo temperamental con
rodillas delicadas que se le resentían sobre pista blanda y dificultades para
las curvas a la derecha. En The Curragh ganó su primera carrera sobre 1200 mts
por 3 largos, después el Anglesey Stakes sobre el mismo tiro por 6, y luego el
National Stakes sobre 1400 por 5. En ese momento O´Brien lo envió a Longchamp
para el Grand Criterium, donde con la confiada monta de Piggot sólo pudo
arribar cuarto. Ya como tres años, en 1972 gana un clásico de 1400 mts. en
Phoenix Park, es 2º en las Guineas, gana el Derby de Epsom ante Rheingold,
llega 7º en el Derby Irlandés y desemboca en el famoso Benson & Hedges Gold
Cup, en York, donde rompe el invicto de 15 victorias de Brigadier Gerard.
Por entonces no era muy reconocido
por el público, y la poca simpatía que sentían por él se acentuó cuando el
dueño bajó de su cruz al jinete que lo había montado en las Guineas para
reemplazarlo por Piggot, algo en lo que él no tenía nada que ver… En el citado
Benson & Heges, no sólo venció al héroe sino que dejó más lejos aún a su
rival del Derby, Rheingold. Corrió de punta y se mantuvo resistiendo la
persecución del campeón hasta ganarle por 3 largos estableciendo una nueva
plusmarca mundial para los 2100 metros. Mostraba así la mejor faceta del fuego
que llevaba en el corazón, el mismo que había temido la persona que desistiera
de comprarlo tras su victoria en el Derby diciendo: “Hay demasiado fuego en la constitución de Roberto.”
Ganándole al ídolo, no obtuvo
precisamente el reconocimiento que le faltaba. A continuación quedó 2º en el
Prix Niel y arribó 7º en el Arco de Triunfo. En 1973, como cuatro años, corrió
tres veces y fue retirado otras cuatro entre percances, lesiones y conservadurismo
de su entrenador. Perdió en el Nijinsky Stakes en Leopardstown, ganó el
Coronation Cup en Epsom por 5 cuerpos y perdió en el King George VI & Queen
Elizabeth Stakes, retirándose a servir como padrillo con un historial de 7
ganadas y 3 segundos sobre 14 salidas.
Padreó
en el Darby Dan Farm de Kentucky desde 1974, y aunque diez años después de su
llegada alcanzaba un elevado canon de cubrición, recibía muchas críticas por la
irregularidad de sus producciones, tanto en calidad como en cantidad. Aún así
fue un gran semental, produciendo un 17% de ganadores de grupo, y también
sobresalió como abuelo materno. Logró dar corredores como Lear Fan, Brian´s
Time y Sunshine Forever, y sementales como Don Roberto (destacado padrillo en
España, donde brilló su hija Robertiya), Silver Hawk y Dynaformer (el padre de
Bárbaro). En los últimos años su línea de sangre ha tenido mala suerte debido a
las muertes tempranas de Electrocutionist y el mencionado Bárbaro.
Lo que llama a la reflexión respecto
de la vida de Roberto es, paradójicamente, su muerte. El que fuera descripto en
las crónicas turfísticas como un animal sensible y temperamental, murió el 2 de
agosto de 1988 a la edad de 19 años, por autolesiones que se provocó en la
cabeza estando solo en su box. En otras palabras, se suicidó. ¿Será que aquel
pingo nunca estuvo cómodo con su vida de caballo de carreras, y siendo poseedor
de ese fuego incontrolable que inhibiera a un comprador decidió mandar de una
buena vez al carajo a todo el género humano haciéndose la boleta? Dueño de una
fuerte y dominante personalidad, acaso incomprendido y falto de estímulos, tal
vez nunca terminó de adaptarse a la vida propuesta por los humanos y, aún
después de 15 años como padrillo, con por lo menos diez años de vida futura se
declaró violentamente forfait.
El
negocio alrededor del SPC se basa en la precocidad. Los animales se doman muy
temprano, y armados de su impresionante aunque frágil y muchas veces efímera
vitalidad comienzan a competir, etapa que suele traducirse en un ritmo
vertiginoso de entrenamientos, carreras, cambios de escenario y viajes. Un muy
alto porcentaje de ejemplares termina su vida de competencia antes de entrar en
la adultez (cuando se les completa la dentadura permanente, al cumplir cinco
años) e inmediatamente, siempre al ritmo del negocio que necesita ganar tiempo
en todas sus etapas, comienzan a servir.
Pero el caballo es un ser social que
necesita relacionarse con sus pares, y en función del ritmo detallado líneas
arriba, quien nace SPC y llega a las pistas prácticamente no tiene tiempo ni
espacio para la vida de relación. Ve postergada la misma durante la campaña y
después, cuando llega a los establecimientos de crianza, su socialización se ha
dado más con humanos (domadores, entrenadores, médicos, galopadores, peones,
jockeys) que con otros caballos. En los haras las yeguas la llevan un poco
mejor, ya que afrontan el nuevo sedentarismo compartiendo campo con otras
yeguas y pudiendo socializar sus vidas en el orden jerárquico propio y natural
de la raza. Pero los padrillos, además de los comunes problemas de adaptación,
al trabajar de sementales pasan a una condición de vida forzosamente solitaria.
Excepto en sus encuentros con las yeguas a servir (de tiempo limitado y sin
rituales de apareamiento), por lo general se los mantiene aislados, ya que
dejarlos galopar libres junto a sus pares significa correr el riesgo de que se
lastimen y paren de generar dinero. No sorprenden entonces los caballos que en
esta etapa se deprimen o mutan su carácter hacia la imprevisibilidad, la
impaciencia y la agresión. Abundan los casos de padrillos que se muestran
desconfiados, recelosos, o que enseguida pierden la paciencia, a veces llegando
a límites impensados, como el caso de Seeking The Gold, un pensionista del
afamado Claiborne Farm de Kentucky que literalmente le arrancó la mejilla a un
visitante que tuvo la mala idea darle la espalda para sacar una foto.
Que casos como los de Roberto o
Seeking The Gold sean excepcionales, no debería impedir por lo menos revisar
las metodologías. Veamos que nos puede comentar acerca de estas cuestiones el
Doctor Mario López Oliva.
-El tratar de entender la psicología del
caballo, de respetar su lenguaje y sus necesidades de sociabilidad y relación,
acaso conduzca a opciones de crianza que modifiquen las ecuaciones tiempo-dinero del negocio
turfístico. ¿Esas alternativas serían realmente imposibles de implementar, o
todavía hay espacio para crías mas “artesanales” y menos “industrializadas”?
-La pregunta es muy buena y de hecho ya se hacen desde hace
tiempo manejos mucho más adecuados a las necesidades de este tipo de caballos.
A mi entender el buen trato (por conocimiento y no solo por iniciativa) y
manejo es la clave para evitar problemas en el crecimiento y desarrollo de los
potrillos tanto en el haras como en el stud.
En
el exterior hay numerosos cursos que enseñan sobre la psicología y trato a
los caballos. He visto en nuestro país (casi ya no se ven por suerte)
verdaderas herejías por parte de quienes los manejan. Esta problemática nace de
la falta de visión (formación y cultura) acerca de lo que significa el buen
trato para lograr mantener la integridad psicológica y orgánica en un
equilibrio lo más duradero posible, habida cuenta que ya el solo hecho de
aislarlos por completo de sus congéneres es de por sí demasiado
estresante. El ser humano pasa a ser el que más comparte el día con
ellos, y si esta relación no guarda el debido equilibrio empiezan a aparecer
los aspectos negativos de conducta que pueden llegar a hacer fracasar una
campaña.
Ya
se hacen manejos acordes con las necesidades de los potrillos, por ejemplo
imprinting, boxes intercomunicados por una reja para que se puedan ver, peones
mejor formados (me pregunto, ¿por qué en Argentina no existe una escuela de
peones vareadores que enseñen a trabajar a los que van a convivir con los caballos?)
El tema da para largo pero creo que para tener una idea con esto es suficiente.
-No entiendo el significado del
término “imprinting”.
-Imprinting
es una acción que se realiza apenas nacido el potrillo y se ha estudiado mucho,
tanto es así que ahora se está poniendo en tela de juicio si se debe hacer o
no.
Consiste
en el manoseo del potrillo apenas nacido para que éste reconozca el olor del
ser humano y su presencia. Esto le saca el temor que tiene naturalmente
(recordar que el caballo es un animal de huída). Cuando está bien hecho es
increíble la falta de miedos que tienen, aceptan mucho mejor toda su vida con
nosotros, que se la hacemos bastante difícil. Una cosa a tener en cuenta es la
falta de formación que tienen nuestros profesionales sobre estos temas
(criadores, jockeys, entrenadores, peones, veterinarios y propietarios, todos),
no terminamos de entender que los animales, no importa de que especie sean, no
están debajo del humano sino que comparten un espacio común y por lo tanto hay
que incluirlos y respetarlos.
-Leí en Internet que el Three Chimneys Farm
de USA, hogar del gran Seattle Slew, monta a sus padrillos todos los días en
distintos regímenes de ejercicio. El citado campeón, por ejemplo, recorría
diariamente una milla al paso. ¿Cosas como ésta se hacen únicamente con el
objetivo de controlar la agresividad de los sementales o tienen algo que ver
con ese entender la psicología equina antes mencionado?
-Son absolutamente estratégicos los ejercicios para
padrillos. El hecho de que salgan solo para servir a las yeguas es desde mi
punto de vista contraproducente. Los ejercicios no solo benefician la parte
física sino también la psicológica y cada padrillo puede tener un régimen
acorde con sus características. El estar afuera una buena cantidad de tiempo es
importantísimo, por ejemplo en piquetes. Actualmente esto se hace de rutina.
Como raro espécimen burrero que soy,
siempre oscilando entre la pasión de las carreras y el miedo constante por la
salud de los yobacas, los conceptos de Mario mitigan en cierta medida la
tristeza e inquietud que sentí al investigar la vida de Roberto e imaginarla
como el resultado de una metodología vigente.
Me parece muy buena esa idea de
organizar una escuela de peones vareadores. Tal vez un lugar con espacio no
sólo para personas experimentadas en el trato con los SPC, sino también, porqué
no, para tantos paisanos de nuestro campo con toda una vida entre caballos. Y
ya me voy por las ramas e imagino hasta profesores indios explicando cómo hacían
sus antepasados para domar sin violencia mientras se revuelve en su tumba el yeneral Roca, Mandinga lo tenga en el
horno y no lo suelte.
Roberto vence a Brigadier Gerard en el Benson & Hedges Gold Cup 1972
Marcelo Fébula
Nota publicada originalmente en TAG - Todo a Ganador en Marzo de 2009.
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