Isidoro Cañones, “el playboy mayor de Buenos Aires”,
es uno de los grandes nombres de la historieta argentina.
En principio fue sólo un personaje que acompañaba las
andanzas de Patoruzú. Pero después, en base a la popularidad que supo ganarse,
tuvo su historieta propia.
Dante Quinterno, guionista, dibujante, empresario
editorial y productor agropecuario, creó varios personajes que en cierta forma
fueron delineando al que sería una de sus figuras principales junto al cacique
tehuelche. Todos respondían al perfil de “porteño piola” de clase alta o
media-alta afecto a la joda. El primero fue Manolo Quaranta, sucedido por Don
Gil Contento y después por Julián de Monte Pío. Éste, siempre relacionado con
el escolaso, las carreras, las mujeres y la noche, le sacaba plata a Patoruzú, que
tuvo más aceptación del público. Posteriormente Quinterno creó a Pepe Torpedo,
de perfil “tuerca”, y luego a Isidoro Batacazo, un oficinista tan tímido como
aficionado a las carreras de caballos. En 1935 decidió reemplazar a aquel Julián
vividor para acompañar a Patoruzú. Mezclando los perfiles de Manolo Quaranta,
Don Gil Contento, Julián de Monte Pío e Isidoro Batacazo, dió vida a Isidoro
Cañones.
Isidoro es el padrino de Patoruzú, tiene un tío
autoritario (el Coronel Cañones), una hermosa compañera de aventuras (Cachorra),
y una “barra” integrada por personajes afines a su carácter. Es bohemio, muy
nochero, y siempre se las arregla para vivir sin laburar.
Tal vez por herencia de aquel antepasado burrero, ha
vivido algunas locuras (su propia revista, aparecida en 1968, se llamó “Locuras
de Isidoro”) en el hipódromo.
En la imagen lo vemos celebrando la victoria de “Cachagiles”.
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