(Pedigreequery.com)
- Propietario: Samuel D. Riddle. Criador: August Belmont II.
- Corrió 21 carreras, ganó 20, 1 segundo. Ganancias por USD 249.465
- Campeón Dos Años 1919. Caballo del Año y Campeón Tres Años 1920. En el Salón de la Fama desde 1957.
- Fue favorito en las 21 carreras que disputó.
- Ganó el Belmont Stakes por 20 cuerpos, y llegó a ganar por 100.
- Se impuso a los mejores de su tiempo, incluídos John P. Grier y el Triple Corona Sir Barton.
- Batió 8 récords. Tres mundiales, 2 norteamericanos y 3 de pista, entre ellos: Mundial para 1 1/8 millas en el Dwyer St. - Mundial para 1 3/8 millas en el Belmont St. - Mundial para 1 5/8 millas en el Lawrence Realization St. - Norteamericano para 1 ½ milla en el Jockey Club St. - Norteamericano para la milla en el Withers St.
- Ganó con facilidad en pista normal, rápida o pesada, en distancias que van desde los cinco furlongs a 1 5/8 de millas, en recta, con codos, corriendo en el sentido horario o en el actual.
- Ganó en cinco oportunidades portando 130 libras, en tres llevando 131, en una 135 y en otra 138.
- En una de sus victorias, el segundo clasificado llevaba 32 libras menos.
- Se retiró como el SPC más ganador de dinero en la historia.
¿Habrá
sido Man o’ War el primer gran campeón bautizado Big Red por los norteamericanos? También apodaron de esa forma a
Phar Lap, a Secretariat, y siguen las firmas. En un alarde imaginativo parecen
tener a mano el apodo cada vez que talla un alazán grandote. De nacer en las
tierras de Washington y pese a ser un zaino colorado no muy voluminoso, tal vez
nuestro gran Yatasto hubiera sido llamado así y no Tatín, sencillo apelativo empleado por su gente.
Este legendario Man o’ War nació en el Nursery Stud de Lexington, Kentucky, en
la medianoche del 29 de Marzo de 1917, jueves de un invierno frío y húmedo,
para más datos. Los empleados del establecimiento anotaron en foja 939 de la
guardería del stud: “Mch 29, 1917 -
Mahubah foaled ch colt by Fair Play. Star, narrow stripe from right of star down center of
nose. Height: 42. Girth: 33.” y telegrafiaron
brevemente la novedad a su aristocrático propietario, que en ese momento se
encontraba en Nueva York.
Su madre fue Mahubah,
hija del Triple Corona Británico 1903 Rock Sand, que fuera comprado en 125.000
verdes e importado a los EEUU por Major August Belmont II (militar el hombre).
Su padre fue el gran semental Fair Play, hijo del genioso Hastings (Belmont
Stakes 1896) y de Fairy Gold (Woodcote Stakes en Inglaterra, hija del ganador
del Derby de Epsom 1880, Bend Or). Fair Play (Juego Limpio) había nacido en
1905, criado por Belmont II y entrenado a lo largo de su campaña por Andrew
Joyner. Tuvo una gran rivalidad con Colin, del que varias veces finalizó
segundo, incluyendo el Belmont Stakes de 1908. Este Colin sería el último
campeón invicto norteamericano hasta que en 1988 la gran yegua Personal Ensign
se retirara con 13 corridas y 13 ganadas, entre ellas la Breeders’ Cup Distaff.
Fair Play fue el único capaz de plantearle lucha varias veces a Colin en las
pistas, y se tomó una especie de revancha cuando ambos comenzaron su desempeño
en el haras. Allí el invicto no pudo ni hacerle sombra, ya que su rival
engendró caballos como Display, Mad Play, Chance Shot, Chance Play, Mad Hatter,
My Play, Ladkin, Chatterton, Stromboli, Sands of Pleasure, Man o’ War y muchos
otros, liderando la estadística de padrillos norteamericana en 1920, 1924 y
1927. En 1915, Fair Play y Mahubah ya habían tenido una yegua de nombre Masda
(23 corridas, 6 ganadas).
Parece ser que Mrs
Eleanor Robson Belmont, esposa del mayor Belmont, normalmente era la encargada
de ponerle nombre a los caballos de su media naranja, incluyendo a Mahubah, que
en árabe significa buenas noticias. En un primer momento quiso llamar al
potrillo de Mahubah “My Man o’ War” (mi hombre de guerra) en honor a la
participación de su marido en la Primera Guerra Mundial, con lo que pienso
hubiera sido mejor escribir media granada
para mencionar al esposo, que como buen norteamericano gustaba de andar uniformado
y a los tiros con la gente por distintas latitudes. La cuestión es que cuando
Mrs Robson envió la solicitud de nombre al registro de Nueva York, la primera
palabra fue eliminada, y el potrillo finalmente se llamó Man o’ War a secas. El
mayor Belmont tenía previsto correr al hijo de Fair Play con sus colores, como
normalmente hacía con todos los SPC que criaba, pero en 1918 la Guerra Mundial
lo tenía muy ocupado preparando animales para el ejército (caballos), ya que
pisaba los sesenta y estaba veterano para servir en infantería. En función de
estos quehaceres castrenses, decidió vender todos sus potrillos en un solo paquete.
Pero erró el intento. Man o’ War y otros jóvenes del Nursery Stud fueron
enviados a una subasta de Saratoga celebrada el 17 de agosto de 1918.
Allí, el precio más alto
lo alcanzó un tal Switch (este nombre le fue cambiado luego por Golden Broom, Escoba de Oro), adquirido por Walter
Jeffords en 15.600 dólares. Para tener una idea del contexto, el precio
promedio para los potrillos vendidos ese año en Saratoga fue de 1.107 dólares.
El primo de Jeffords, Samuel Doyle Riddle, fabricante textil y gran aficionado
a las carreras con obstáculos, pagó 5.000 por Man o’ War, con varias cosas
influyendo en la decisión. Por un lado, su entrenador Louis Feustel quería a
toda costa un figlio de Fair Play (lo recordó en 1969, en una entrevista concedida
a los 85 pirulines), además de ser gran admirador de la yegua Mahubah, a quien
él mismo había entrenado para el mayor Belmont. Según algunos investigadores,
Riddle pensaba que en caso de no sobresalir en las carreras, el potrillo que
había comprado sí lo haría en el salto. Con el caballo ya convertido en
leyenda, también se diría que a Riddle le gustó el brillo del pelo del potrillo
como el oro al atardecer, (apropiada
metáfora en boca de alguien con algún que otro mango en el grilo, ¿no?), aunque
muchos dudan de tal brillo ya que Man o’ War al parecer no había sido preparado
con demasiado esmero por sus peones del stud con vistas a la venta. También se
dice que el mayor Belmont pensó en llevarse a Man o’ War tras la subasta, pero
finalmente desistió ya que guardarse al que para él era el mejor potrillo
causaría una mala impresión entre sus clientes.
El
entrenador Louis Feustel comenzó su trabajo. Había montado a Hastings, trabajado
para el mayor Belmont a las órdenes del entrenador Andrew Joyner durante la campaña
de Fair Play, y entrenado a Mahubah. Heredando parte del carácter de su abuelo
paterno, el potrillo pintaba como muy difícil de domar. Tiró varias veces de su
montura al ex jockey Harry Vitotoe, una de ellas en el hipódromo de Saratoga,
donde estuvo libre durante 15 minutos antes que pudieran atraparlo. Decía su
propietario: “Lucha como un tigre, chilla
con furia, y nos hizo trabajar muy duro durante muchos días antes de que pudiéramos
montarle con seguridad.” Las familias Riddle y Jeffords compartían una
cancha de entrenamiento entre sus dos propiedades de Maryland. Cada año allí enfrentaban
a sus jóvenes promesas con la intención de darles algo de experiencia antes del
debut. Así fue que Man o’ War se encontró con Golden Broom, su caro compañero
de subasta, quien lo aventajaba con claridad en los cortos sprints de la mañana
aprovechando su rapidez y físico más chico. La cosa cambió cuando Hombre de Guerra aprendió a mover mejor
sus largas patas.
Comenzó a ganarse el puchero en las carreras debutando 6 de junio de 1919 con una victoria por seis cuerpos en Belmont Park, pista construída por su criador, quien la había bautizado así en honor a su padre August Belmont I, donde por entonces se corría en el sentido de las agujas del reloj. Cubrió cinco furlongs en ‘59 clavados, estampando su favoritismo con 3-5 de pizarra. Tal vez, viendo su nombre por primera vez en un programa, los burreros norteamericanos no imaginaran la dimensión que alcanzaría. Poco después ya les discutía el título de mejor caballo joven del siglo a Colin y Sysonby, con una mayoría de expertos inclinándose por él, entre ellos el historiador de carreras John Hervey (alias Salvator), que en su libro “Caballos de Carreras en América” de 1936 lo definiría como el mejor caballo del mundo. El hijo de Juego Limpio sería leyenda apenas unos meses más tarde de su primera carrera. Entre junio de 1919 y octubre de 1920 conmovió los libros de registro.
A tres días del debut,
el potrillo ganaba el Keene Memorial venciendo por 3 largos a On Watch, hijo
del notable Colin, en 1’05”3/5 los 1100. Once días después, en su tercera
salida, gana el Youthful Stakes en Jamaica, donde nuevamente relega a On Watch,
esta vez por 2 y ½ cuerpos. Pasan otros dos días y gana el Hudson Stakes en
Aqueduct por 1 y ½ cuerpos llevando 59 kilos en el lomo (elevado gravamen para
un dos años). El 5 de julio, en el mismo hipódromo, con igual peso y
recorriendo 200 metros más, se hace con una nueva victoria en el Tremont
Stakes, batiendo a Ralco por 1 cuerpo. Cinco ganadas sobre igual número de
salidas, y a descansar un rato.
Reprisa al mes. Gana por
2 cuerpos sobre Upset (Malestar) el
U. S. Hotel Stakes en Saratoga llevando 59 kilos por tercera vez. Brillando en
su campaña juvenil al igual que los campeones pretéritos Sysonby y Colin, el 13
de agosto de 1919 se encuentra nuevamente con Upset y su viejo rival Golden
Broom en el Sanford Memorial Stakes sobre 6 furlongs. Tras una mala partida
dada por el juez, Man o’ War tuvo que luchar desde un principio al haber
largado chanta. Todavía daba vueltas
en círculos cuando se ordenó la suelta. Completamente retrasado, fue pasando
rivales y ganando terreno cuando su jockey Johnny Loftus decidió guiarlo hacia
la parte interna de la pista. Quedó encerrado, y cuando encontró un hueco para
atacar, era tarde. Upset lo vencía por menos de medio cuerpo portando 2,5 kilos
menos que el hasta entonces invicto, en 1’11”1/5. Dijo Willie Knapp, jockey del
ganador: “Habíamos pasado el primer
cuarto y a falta de 150 metros, supuse que lo que estaba escuchando detrás mío
era al Big Red que venía por mí. Miré hacia atrás y allí estaba él. Johnny
Loftus montaba como un hombre enloquecido, y me gritaba “¡Quítate Willie, voy
por ti!”. Me volví y le grité “¡Sáltame inútil, o te mandaré encima de los
palos!”. Entonces continué montando a mi caballo y ganamos la carrera.” Un
amigazo Willie, pero ganó en buena ley. Los empleados de cuadra de Man o’
War dijeron que el campeón tenía pesadillas por las noches luego de sufrir la
que sería su única derrota.
Vuelve en el Grand Union
Hotel Stakes y le gana a Upset por 1 cuerpo. A continuación estampa otra
victoria en el Hopeful Stakes, esta vez por 4 largos sobre la yegua Cleopatra
luego de que aflorara su mal genio retrasando la suelta 12 minutos, y finaliza
la temporada con otra victoria por 2 y ½ cuerpos sobre el bravo John P. Grier
(que todavía estaba algo “verde”) y otros rivales como Dominique, Cleopatra y
Paul Jones en el Belmont Futurity.
El nieto de Hastings todavía
no estaba “hecho” del todo: había afrontado su primera campaña pesando
alrededor de 970 libras (440 kg). Y la derrota del Sanford Memorial dejó sus
huellas: en 1920 se buscó un sustituto para Johnny Loftus, que pagó el pato de
la aquel segundo puesto y se quedó a pie. Sobre la silla de allí en más estaría
el jockey Clarence Kummer.
Para desilusión de sus
seguidores, no disputó el Derby de Kentucky, ya que su dueño Samuel Riddle
consideró que mayo era demasiado pronto para que un tres años disputara una
carrera de 2000 metros, aunque cambiaría su forma de pensar tiempo después
manejando a War Admiral. Este clásico, con 17 competidores, sería ganado por
Paul Jones. Man o´ War inicia su campaña de tres años con una victoria sobre
varios participantes de ese Derby, entre ellos Upset y Wildair, en el 1920
Preakness Stakes. Seguidamente compite en la milla del Withers Stakes, donde
establece un nuevo récord norteamericano para la distancia marcando 1’35”4/5.
Luego vence en el Belmont Stakes por 20 cuerpos sobre Donnacona (¡paralo
Clarence!) pulverizando el récord estadounidense de Sir Barton con una marca de
2’14”1/5 los 2200 metros. Para entonces parecía mejor puchereado: pesaba 1020
libras (463 kg). Fue una de las cinco oportunidades en las que el Belmont Stakes
se corrió mano a mano entre dos competidores (1887, 1888, 1892, 1910 y
1920). En dicha carrera el nombre de Man o' War se reafirmaría con los años a
través de los éxitos de sus hijos American Flag en 1925, Crusader en 1926 y War
Admiral (Triple Corona) en 1937.
Cuentan que en la
siguiente prueba, uno de sus hinchas incondicionales llamado Chicago O’Brien,
manifestó su plena confianza en el pingo apostando una moneda: pondría 100.000
verdes contra 1.000 del contrera Tom Shaw que, inteligente, le dijo: “Es una locura de apuesta, no me preocupa
tener que darte 1.000 dólares, cualquier caballo puede fallar.” Al cabo Man
o’ War no decepcionó a O´Brien, ya que llevando 61,50 kilos ganó por 8 largos
el Stuyvesant Handicap. Ese peso significaba que había triunfado llevando 14
kilos más que el segundo, Yellow Hand (¡paralo Clarence!). Esta fue una de las
tres veces en las que salió favorito 1-100. Sí, apostando cien dólares se
ganaba uno.
Tras esta carrera, fue
desafiado una vez más por los corajudos del Payne Whitney Stables para correr
contra su crédito John P. Grier. Calentando la previa, el entrenador del citado
stud, James Rowe Jr., se refirió al hijo de Mahubah como La Langosta Roja, sosteniendo que no había caballos invencibles
(está bien James, pero sos un irrespetuoso con eso de la langosta). Tal vez con
plena conciencia de la temeridad de sus palabras, había entrenado a su caballo
como para poder plantearle lucha al campeón en el Dwyer Stakes. En la carrera,
John P. Grier marcó el camino durante la primera milla, pero allí Man o’ War
quebró su línea y se fue derecho al disco para terminar ganando en tiempo
récord por 1 y ½ cpos. (¡te dije que lo pares, Clarence!). En el hipódromo de
Acqueduct, el poste donde el hijo de Fair Play pasó a John P. Grier fue
preservado y es llamado el “Man o’ War Pole” (el poste de Man o’ War). El tiempo empleado fue de 1’49”1/5, nueva
marca norteamericana para los 1800.
Resultó
bravo ese John P. Grier, luego de esa derrota ganó el Aqueduct Handicap sobre
la yegua campeona Cleopatra, dándole 6,5 kilos de ventaja. También venció en el
Edgemere Handicap y el Annapolis Handicap, logros que le valieron el título de
segundo mejor tres años de 1920, realzando la envergadura del gran rival. Su
gente, a diferencia de los allegados a Upset, no se habían conformado con estar
siempre a la sombra del campeón y le buscaron otras pruebas clásicas donde
pudiera mostrar su potencial.
Por su parte, luego del
Dwyer Stakes, Man o’ War ganó el Miller Stakes por 6 cuerpos, y en el Travers Stakes
volvía a batir a Upset por 2 ½ largos dejando tercero a John P. Grier. Allí
cubrió los 2000 metros en 2’01”4/5 (¿sos sordo, Clarence?) sin dificultad, pese
a los 58,5 kilos que portaba mientras los caballos del Whitney Stables que lo
escoltaron llevaban 55,5 y 52 kilos respectivamente. Y seguía desarrollando su
físico, para entonces andaba por las 1150 libras (522 kg).
A esta altura, nadie
quería el desafío de correr contra el Big Red en el Lawrence Realization.
Aceptó el convite Mrs Jeffords con su caballo Hoodwink, siempre y cuando el
rival no lo humillara (así no compañero, dijo un gaucho). Samuel Riddle no consideró
que semejante petición fuera un problema y dijo: “Nunca subimos un jockey a lomos del caballo sin decirle que lo sujete
para no ganar por un margen demasiado amplio.” Agrandáu’ como s... en querosén, dijo otro
gaucho más guaso. En fin, tenía con qué alardear don Riddle, pero también se
quiso hacer el cheronca años después con un hijo del campeón, el Triple Corona
War Admiral, y tuvo que tragarse sus pedanterías y palabras despectivas cuando
el humilde laburante Seabiscuit le firmara cruel boleta en la famosa
carrera-match que corrieron mano a mano en Pimlico. Volviendo al tema, Man o’
War, cuyo preparador sólo reconocía a un rival en el reloj, al cabo venció a
Hoodwink por más de 100 cuerpos (¡?) y estableció un nuevo récord para los
2600: 2’40”4/5, superando en más de 4 segundos el anterior registro. Había
hecho quedar corto a su rechoncho patrón.
Para
no perder la costumbre, finalizó su temporada ganando por 15 largos en el
tiempo récord de 2’28”4/5 la Jockey Club Gold Cup, y el Potomac Handicap,
prueba que muchos especialistas consideran su mejor carrera. Allí portaba 62,5
kilos y estableció otra marca récord: 1’44”4/5 los 1700, ganándole a todas las
estrellas del momento, incluído el ganador del Derby de Kentucky y el Suburban
Handicap Paul Jones, y otros grandes yobacas como Wildair, Blazes y Bonnie
Miss. A continuación tendría que vérselas con el ganador de la Triple Corona
norteamericana de 1919, Sir Barton, en una carrera de 80.000 dólares en
Kenilworth Park, Canadá. Para entonces había empezado a evidenciar problemas en
un tendón, pero el cuidador Feustel lo mantuvo en estado para correr una más.
Fue
otra de las llamadas “carreras del siglo”, y se disputó el 12 de octubre (Día
de la Raza… española) de 1920 sobre dos kilómetros, a peso por edad. Sir Barton
llevaría 57 kilos y Man o’ War 54,5. Mucho se cuestionó en la semana previa la
condición de cada competidor. El entrenador Louis Feustel se mostraba
preocupado por una pequeña inflamación en un tendón de su caballo, y se
rumoreaba que los ejercicios de Sir Barton eran muy pobres. En respuesta a un
artículo publicado en el Evening Post de Chicago, el entrenador H. Guy Bedwell
dijo: “Sir Barton está haciendo todo lo que se le está
pidiendo en sus entrenamientos previos a la carrera. Está listo para correr tan
rápido como tenga que hacerlo. No haré predicciones, pero creo que Sir Barton
no se deshonrará cuando tenga que hacer el esfuerzo más importante de toda su
exitosa vida de carreras.” Por su parte Samuel D. Riddle puso policías las
24 horas del día custodiando el box de su crédito, ya que algunos diarios
habían deslizado la posibilidad de que ciertos jugadores intentaran drogar o
envenenar al campeón (muchachos… ¿son burreros o qué?). Fueran ciertas o no las
versiones, el propietario de Big Red no tomaba riesgos. Llegado el día de la
gran carrera, el dueño de Sir Barton, J. K. L. Ross, bajó de la montura a Earl
Sande, su jockey habitual, y puso a Frank Keogh. El hombre explicó que Sande
tenía problemas de estómago, pero muchos especularon con que la medida se debía
a una opinión del jinete, quien había dicho que Man o’ War era el mejor caballo
que había montado en toda su vida, tras haber sustituído a Kummer en el Miller
Stakes. Man o’ War se portó bastante mal en la suelta, y permitió que Sir
Barton saliera adelante, liderazgo que éste pudo mantener sólo por unos cientos
de metros. Sin emplearse a fondo, el hijo de Fair Play lo venció por 7 cuerpos,
batiendo de paso otro récord, el de la pista, por 6’2/5. Finalizada la prueba,
corrieron algunos rumores: uno decía que el estribo de la montura de Kummer se
había roto, aunque el dato nunca fue demostrado, y otro, que Sir Barton había
corrido con dolores en las manos. La Kenilworth Gold Cup comparte el título de Carrera del Siglo con muchas otras, pero
fue la primera en ser filmada. El fotógrafo Edward Muybridge, quien cuatro años
antes había tomado la primera película de un animal corriendo utilizando
catorce cámaras, mostró su logro en Broadway.
La
gente del yobaca Exterminator (USA-1915, por McGee y Fair Empress), estaba
ofendida por no recibir invitación para correr en Canadá. Al tiempo llega una
oferta de 50.000 verdes para correr un especial, pero el entorno de Man o´ War
lo rechaza. En lugar de seguir desafiando con cierto riesgo al handicapper a
los cuatro años, se lo retira de las pistas. El gran campeón ya tenía destino
de haras. Llega a Lexington el 27 de enero de 1921, donde una muchedumbre se da
cita para verlo.
El
inigualable hijo de Fair Play quedó afuera de la Triple Corona al no disputar
el Derby de Kentucky, pero como hemos visto, estableció numerosos récords en
varios hipódromos diferentes, algunos de los cuales siguen vigentes, y muchos
sostienen que nunca llegó a demostrar su verdadero potencial. Menos mal…
Se
dice que su abuelo paterno Hastings, titular del Belmont Stakes de 1896, fue el
caballo más difícil de domar en la historia de las carreras norteamericanas,
famoso por morder a otros caballos en el transcurso de las pruebas. Sin llegar
a morder rivales, Man o’ War sólo tenía algunos rasgos del fogoso temperamento
de su legendario abuelo, de los cuales tal vez el más fácil de detectar fue su
hábito de morderse los cascos. Quienes tuvieron la fortuna de verlo competir,
contaron que se mostraba muy ansioso a la hora de correr, y era capaz de
voltear lo que se le interpusiera. Alcanzó una popularidad sin precedentes,
tanto que necesitó guardia policial en varias oportunidades, recibió amenazas
de muerte, sufrió el constante asedio de personas tirando de su crin o de su
cola para quedarse con un recuerdo, y se vio involucrado en una tentativa de
robo. Sus dueños también fueron amenazados de muerte y tuvieron que enfrentar
intentos de extorsión.
La mayoría de periodistas
especializados lo consideran el mejor caballo de carreras en la historia del
turf norteamericano. Cuando al aristócrata Riddle le ofrecieron un
millón de dólares por el caballo, respondió: “Muchos hombres tienen un millón de dólares, pero únicamente uno puede
ser propietario de Man o' War.” O sea, él. También le ofrecieron un cheque
en blanco, y entonces lo rechazó diciendo:
“Ve a Francia y tráete la tumba de Napoleón. Ve a la India y compra el Taj
Mahal. Entonces en ese momento pondré un precio por Man o' War.” Desde
aquellas declaraciones, pasarían más de 35 años hasta que alguien pagara un
palo verde por un yobaca.
Desde 1921 hasta tres
meses antes de su muerte, miles de personas provenientes de todo el mundo
desfilaron por el Faraway Farm de Kentucky y otros campos de Riddle para ver al
fantástico campeón y oír historias en boca de su peón Will Harbut, quien se
refería a él como “el mejor caballo que
había existido” y sostenía que Man o’ War nunca había sido derrotado. Si
alguien le recordaba la victoria de Upset, siempre respondía: “No he visto esa carrera, la historia del
1919 Sanford Memorial debió de ser mentira.” Las estimaciones en cuanto al
número de visitantes que pudieron ver la leyenda en vivo oscilan entre 1.5 y 3
millones de personas.
Como padrillo, el nivel de Man o’ War fue excelente, a pesar del número y la calidad de las hembras que cubrió. Riddle le permitía fecundar únicamente a sus propias yeguas madres, de haber sido manejado de otra forma, nadie puede medir la influencia que hubiera tenido. De todas formas engendró campeones como Crusader y American Flag (ganadores del Belmont Stakes), Clyde Van Dusen (ganador del Derby de Kentucky), la yegua Bateau, y el más famoso de todos, War Admiral, Triple Corona norteamericano 1937. Uno de sus hijos, Scapa Flow, defendió los colores de Mrs W. M. Jeffords (sí, los mismos que pedían no perder por mucho, dueños de Golden Broom y Hoodwink) y ganó el Juvenile Chanpionship. Los Jeffords también tendrían representándolos en pista otros hijos de Man o’ War como Bateau, Mars, y Edith Cavell. También tuvo hijos campeones en salto, como Blockade y Battleship, demostrando que aquella primera evaluación de Samuel Riddle había sido correcta. Y los éxitos de sus descendientes no se agotaron en las carreras de vallas. En la modalidad steeplechase se destacó, entre otros, Holystone. Llegó a compartir padrillera con un viejo conocido: Golden Broom, y tuvo un nieto muy famoso: Seabiscuit.
El fenomenal Man o’ War moría el
domingo 1º de Noviembre de 1947 a causa de un ataque cardíaco, a los 30 años de
edad. Dijo el escritor e historiador de carreras Joe Palmer: “Aniquilaba a sus rivales, fue muy superior
a sus contemporáneos. No trabajaba para los récords, galopaba hacia ellos. En
1920 dominó las carreras tal vez como Jack Dempsey, Joe Louis u otros atletas humanos
dominaron su deporte.” Para mirarlo por última vez o darle una afectuosa
palmada de despedida, alrededor de 2500 personas lo visitaron en sus funerales,
que fueron transmitidos por radio y en los cuales hubo una lista de nueve
oradores. Fue el primer caballo en ser embalsamado, y lo enterraron en un ataúd
de roble. Luego sus restos fueron trasladados, recreando el lugar de entierro
original fielmente, al Kentucky Horse Park de Lexington, donde desde 1977 una
estatua de bronce esculpida por Herbert Haseltine vigila su tumba sobre un
pedestal de mármol verde. En esa ciudad, una calle ha sido nombrada en su honor
(Man o' War Boulevard), y un total de nueve empresas llevan su nombre. Se
calcula que 700.000 personas al año pasan ante la estatua del campeón (dirigentes
del turf argentino, teléfono: ¿sabemos dónde están los huesos de Botafogo,
Yatasto o Forli, existe alguna plaqueta o monumento que los recuerde?).
La hermosa pintura Forever Friends, del artista Fred Stone.
El peón Will Harbut fue la verdadera sombra del campeón. Lo acompañó desde su nacimiento. Treinta años junto al caballo, toda una vida. Antonio Ostengo, en su libro Historia del Turf y el Elevage Universal, le dedica un gran espacio, y sostiene que Harbut murió desolado pocos días después del fallecimiento del caballo. Pero muchas versiones indican que la cosa fue al revés: el vínculo entre peón y yobaca era tan fuerte, que el campeón murió de tristeza a un mes de la desaparición de su amigo. Harbut había tenido 12 hijos, varios de ellos relacionados al turf, entre ellos Tom, quien llegó a varear al gran War Admiral y fue peón de Nashua en los '50. Es casi todo lo que he podido averiguar del bueno de Will buceando en Internet. Hay unas cuantas fotos pero poca información, al fin y al cabo tuvo la mala suerte de no ser más que un peón, encima negro, en USA.
El entrenador Louis Feustel se
mantuvo por 43 años en la profesión. Siendo un pibe de 10 ya estaba trabajando
para August Belmont II. Fue galopador del campeón Hastings, y su asesoramiento
y opinión fueron claves para que Samuel Riddle comprara a Man o' War. Entrenó,
entre otros, a grandes caballos como Rock Ver, Travers y Ladkin. Ingresó al
National Museum of Racing and Hall of Fame (Salón de la Fama norteamericano) en
1964.
Johnny
Loftus fue jinete entre 1909 y 1919, año en el que ganó la Triple Corona con
Sir Barton. Montó ocho veces al campeón, incluída su única derrota. Corrió 2449
carreras, ganando 580 (23.7%). Fue el jockey líder por dinero ganado de 1919.
Ingresó en el Salón de la Fama en 1959.
Clarence
Kummer fue jockey entre 1916 y 1928. Corrió 2468 carreras, ganando 464 (18.8%).
Montó nueve veces al campeón. Viajó sobre la cruz de grandes caballos como John
P. Grier, Sir Barton, Exterminator, St. James y Sarazen. Fue el jinete líder
por dinero ganado de 1920. A fines de esa década, problemas de peso le
adelantaron la jubilación. A continuación trabajó como piloto de ejercicios y
murió de neumonía a los 31 años. Incluído en el Salón de la Fama en 1972.
Earl
Sande se desempeñó como jockey y entrenador entre 1918 y 1953. Estuvo al tope
de la estadística de jinetes 1921, 1923 y 1927. Corrió 3673 carreras, ganando
968 (26.4%). Montó a campeones como Zev, Gallant Fox, Sir Barton, Sarazen, Greg
Lag, Billy Kelly y Mad Hatter. En 1938 fue entrenador del notable Stagehand.
Murió en 1968. Ingresó al Salón de la Fama en 1955.
Samuel
Riddle sobrevivió a su gran campeón sólo 4 años. Murió en su granja el 8 de enero
del '51, habiendo descolgado 89 almanaques. Fue considerado como uno de los
hombres mejor vestidos de su tiempo (¿habría Caras o Radiolandia en USA por entonces?)
y un periodista de turf lo definió así: “Se
ve como un senador romano en la época de Cicerón o César:”
August
Belmont II murió en 1924 a los 81 años, cuatro después del retiro de las pistas
de Man o' War. Es considerado uno de los grandes impulsores del turf en EEUU.
Existe
un libro sobre el caballo: “Man o' War”, de P. Cooper y Roger L. Treat.
Westholme Publishing, 256 páginas, publicado en 2004.
* Un especial
agradecimiento a Juan Ignacio "Nacho" Escario, quien desde Madrid, España,
permitió utilizar como una de las fuentes del presente artículo información
detallada en su excelente página www.jockeysite.com.
Marcelo Fébula
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