El pasado 26/5 fue el día para rememorar la primera carrera corrida en el hipódromo Cristal de Porto Alegre. En el libro "Dá-lhe Rossano! 25 anos sobre as patas dos cavalos" editado por su hermano Mário se consigna la cobertura periodística de aquella prueba, a cargo de Davi Castiel Menda.
"En el día de la inauguración, instantes antes de la primera carrera, escuché un "runrun": quien largara por adentro llevaría ventaja. ¿Motivo? La cancha presentaba arena revuelta en demasía, exceptuando su parte interna, donde estaba más compactada. Era un buen consejo para aquel que quisiera acertar la primera carrera. Era el sueño de todo burrero: entrar con el pie derecho en la historia del Cristal. Equivalía a olvidar -en aquel momento único-, como en un pase de magia, todos los reveses sufridos en el viejo Molinos de Viento. Y lo mismo valía para los profesionales inscriptos en la reducida prueba de seis participantes.
¿Quién largaba en el partidor uno? Duelo, dueño de una tabulada desoladora. Al punto que los cronistas del Correio do Povo informaban lacónicamente en sus pronósticos: "Não cremos". Olvidaban que Duelo sería conducido por Mario Rossano, lo que alteraba su situación. La monta de Mario compensaba sus flacos desempeños anteriores y le permitía mirar el handicap con expectativas favorables.
Desde el pique Rossano tomó el liderazgo con firmeza y no le concedió la menor chance a Anfibia (J. Cesar) y Soberbo (A. Reyna), los favoritos de la carrera. Ganó de bandera a bandera y volvió a demostrar que era un jockey excepcional. Además de colocar su nombre en la historia, proporcionó a quienes creyeron en él y en el humilde Duelo un dividendo tan inesperado como elevado: C$ 147,00 a ganador.
Nunca mi bolsillo fue tan feliz. Cada vez que recuerdo aquella carrera mi voz interior vuelve a exaltarse. ¡Da-lhe Rossano!"
En nuestras conversaciones, siempre que hablábamos de sus historias él refería esa carrera como su mayor victoria, la de mayor significación en el universo del turf, con titulares siempre centrados en los grandes cracks, y con razón. En verdad, quienes dan el mayor soporte a la existencia de los hipódromos son los caballos comunes, aquellos que jamás cruzarán primeros en ningún Gran Premio. Cupo a mi padre y a Duelo, un caballo cuya perspectiva de victoria era poco menos que un sueño, vencer en la primera carrera oficial disputada en Cristal, el mayor hipódromo del sur de Brasil.
Mas que un orgullo, un homenaje que la propia historia tornó realidad para uno de los que trabajaron incansablemente y vivieron para el turf. Gracias papá.
Fernando Rozano
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