viernes, 28 de noviembre de 2014

Hugo Costantino: su apilada elegante y el arte de un estilo

Nuestro querido amigo Miguel Aguirre Bayley vuelve a jerarquizar Los Pingos de Todos con su pluma de GI.
En esta oportunidad homenajeando al "Pato" Hugo Costantino.
¡ Gracias Miguel !





Miguel Aguirre Bayley

Hugo Costantino: su apilada elegante y el arte de un estilo


            Las crónicas especializadas de la época lo distinguieron como el mejor jockey argentino en el período comprendido entre 1976 y 1980 y uno de los más avezados fileteros, desde que dicha “embocadura” pasó a predominar en los principales hipódromos del cono sur. Julio Félix Penna, Juan Carlos Etchechoury, Domingo E. Pascual y Juan Esteban Bianchi, entrenadores de reconocida jerarquía, le confiaron sus pupilos. No obstante, varias caídas y accidentes en las pistas en el momento cumbre de su ascendente trayectoria, lo dejaron al margen por prolongados períodos. Al promediar la década de los ochenta, no pudo alcanzar el nivel de victorias de su época de esplendor. Sus actuaciones muy espaciadas e infrecuentes, anunciaban su retiro. Pidió pase de jockey a entrenador… y a empezar de nuevo, desde el pie.

En sus inicios en el mundo del turf, en su Rosario natal, tuvo el apoyo del cuidador Ramón Arias. Después, en Buenos Aires, empezó a trabajar como peón en la caballeriza de Jorge Reynoso. Con la tutela del gran jockey Oscar Nardi, se inscribió en la Escuela de Aprendices que dirigían Juan Araya y Alejandro Lhuillier. El propio “Pocho” Nardi, por entonces cuidador, apuntó alto y lo recomendó a Julio Félix Penna. Hugo Costantino comenzó como “tercera fusta” en la cuadra del consagrado entrenador, pues ya integraban el equipo los afamados Oreste Cosenza y Ramón Ciafardini. Su primer podio ganador fue en el Hipódromo de La Plata con Whisky, al cuidado de Juan Carlos Farías, en mayo de 1974. Al año siguiente, los triunfos se reiteraron con asiduidad y fue ganando espacios en las revistas y publicaciones hípicas.

            En 1976 se clasificó quinto en la estadística de Palermo y San Isidro con 49 victorias, siendo superado por jockeys de la categoría del uruguayo Vilmar Sanguinetti, la jocketta Marina Lezcano y los fileteros chilenos Carlos Pezoa y Eduardo Jara. Al año siguiente, con 67 triunfos en Palermo, escoltó a Vilmar Sanguinetti, relegando al tercer lugar a Eduardo Jara. En 1978 finalizó en la séptima posición con 46 victorias, precedido por Vilmar Sanguinetti, el peruano Víctor Centeno, Carlos Pezoa, Marina Lezcano, Aníbal Etchart y Eduardo Jara, pléyade de pilotos de estimables condiciones.

En 1979 sufrió un grave accidente en una mañana de ensayos y estuvo mucho tiempo sin poder actuar. Su reaparición se produjo el primer fin de semana de septiembre de ese año en el Hipódromo Argentino de Palermo y fue altamente auspiciosa. El empeño y la tenacidad puesta de manifiesto en su preparación para volver a ejercer, tuvo su justa recompensa. Ese domingo, en una espléndida tarde soleada, tras protagonizar un emotivo y espectacular final, ganó con Fabiolo la “Polla de Potrillos” (G.I.) La sentencia fue de una cabeza a favor del “renegrido” zaino del stud “San Javier” sobre el “malacara” Kurdo, al que conducía Carlos Pezoa. Ambos potrillos habían luchado en una misma línea a lo largo de la recta de tribunas en busca de la gloria. Un rato antes, Costantino había cruzado ganancioso el disco con la velocísima Diadoca en cotejo de la recta. La hija de Dalry vencía con luz sobre Variety, después de sortear un serio contratiempo en la largada cuando a Cheetah se “le fueron las manos” y sesgó de golpe su línea hacia adentro, perjudicándola. En 1980 siguió sumando impactos, pero no integró el cuadro de los primeros lugares en su rubro.

En 1981 ocupó el quinto lugar al totalizar 65 victorias en las estadísticas de Palermo y San Isidro, detrás de Vilmar Sanguinetti, Jorge Valdivieso, Víctor Centeno y Rubén Laitán. Ese año llevó al triunfo a Querubante en el Gran Premio “La Mission” (G.I.) presentada con el “sello” de Julio F. Penna en San Isidro. En 1982, ganó 48 carreras y en 1983 sumó 40 éxitos. En esta temporada, el invicto Lord At War le daría otra gran satisfacción al ganar en el Gran Premio Internacional “Joaquín S. de Anchorena” (G.I.) en San Isidro. El alazán al cuidado de Julio Óscar Penna, venció por medio pescuezo a Gran Sirocco dirigido por el peruano Víctor Centeno. Después de este triunfo, el defensor de las sedas blanco (V) verde, gorra negra del stud y haras “San Francisco de Pilar”, continuó su campaña en los Estados Unidos. Los éxitos del hijo de General y Luna de Miel, continuaron en la pista y se prolongaron en el haras, como padre y abuelo materno en el país del norte. En Estados Unidos, su triunfo más trascendente fue en el Santa Anita Handicap (G.I.) en 1985, a los cinco años, conducido por el coloso “Bill” Shoemaker, su jockey en pistas norteamericanas.
  
De sus mejores tardes con la “chaquetilla de colores”, merece una mención especial la lotería de victorias que Constantino obtuvo en la jornada del viernes 30 de diciembre de 1977, que puso telón al calendario anual. Ese día arrasó con la mitad del programa en Palermo. En las “condicionales” llevó al podio de los ganadores a Marilinne y a Pradial, al cuidado de Julio F. Penna, presentados por José Luis Leguizamón, y a Rayo y a Charlie, entrenados por Juan Carlos Etchechoury. En el clásico “Comparación” (G.II.) cotejo central de la jornada, se impuso con Chocolate presentado por Domingo E. Pascual, sobre El Amasijo con Julio Fajardo y el favorito Serxens, Marina Lezcano “up”. En las reuniones de un mismo fin de semana en el Hipódromo Argentino, se adjudicó las respectivas Apuestas 5ta. Doble Final. Empezó el sábado con sus conducidos Verpol y Smoky y el domingo completó la racha ganadora en dos finales de bandera verde. Con Wild Water doblegó por el hocico a Royal Higness, y con El Vivaracho, se adelantó por un pescuezo al puntero Beatle que, en su disparada al ingresar a la recta, parecía imitar al famoso cuarteto de Liverpool en su camino a la celebridad…

En el apogeo de su trayectoria, en la segunda mitad de los años setenta, fue invitado junto a Aníbal Etchart, excelente jockey apodado “Brazo Fuerte”, para representar a Argentina en un torneo internacional llevado a cabo en Sudáfrica con participación de pilotos locales y extranjeros. En las temporadas 1977 y 1979, la Asociación de Periodistas Turfísticos de Uruguay le cursó invitación para actuar en Maroñas. En ambas ocasiones logró triunfos y causó muy buena impresión en los aficionados uruguayos. En su debut maroñense viajó con el paraguayo Candelario Cáceres, cotizado piloto de lucida actuación en La Plata y en la segunda oportunidad lo hizo junto a la eficaz y simpática jocketta Irene Guimaraes. También tuvimos ocasión de verlo actuar en “Cidade Jardim” de San Pablo en mayo de 1977. Sin embargo, esa vez en el clásico internacional sobre el kilómetro, la “suerte” jugó en su contra. Estuvo muy cerca de ganar con la excelente Golilla que entrenaba el experto Juan Alberto Maldotti. Después de sortear serios contratiempos en la largada y afrontar otros imponderables cerca de la definición, la hija de Martinet llegó tercera a medio cuerpo de la brasileña Elba Fleet y a ventaja mínima del chileno Exit II. “Carreras son carreras”…

Ganador clásico en Palermo y San Isidro, recibió el halago de los aplausos al ganar carreras importantes en los hipódromos de Maroñas en Uruguay y de La Plata, Provincia de Buenos Aires. En Maroñas, en la tradicional jornada del 6 de enero de 1979, se impuso con Pradial del stud y haras “La Biznaga” sin luz sobre el uruguayo Fantasma, en el Gran Premio “Benito Villanueva”, clásico internacional (G.I) sobre la milla en el marco del mitin de “Reyes”. En un pasaje de nuestra crónica sobre esa carrera, escribíamos: “El desenlace fue vibrante y originó encendidos comentarios acerca de su definición. Pero si en algo existió unanimidad, fue en destacar las notables condiciones de Costantino, propias de un gran jockey. Con asombrosa habilidad, picardía, admirable postura y una exigencia estupenda, dio vuelta un resultado que hasta los últimos cien metros tuvo harto comprometido el hijo de Martinet, cuando respondiendo generosamente a la exigencia de Walter Gularte, Fantasma no quería entregar posiciones. Convertido en un “ovillo” Costantino se transformó, con su “zurda implacable”, en piloto de tormentas de Pradial que debió guapear de lo lindo para acreditarse los laureles del éxito. Los interrogantes sobre si ganaba Pradial o Fantasma en otras circunstancias o en otro desarrollo formarán, como la mayoría de las veces, parte de la gloriosa incertidumbre del turf. Pero queda, para quienes estuvimos en el pintoresco y añejo escenario de Ituzaingó, el recuerdo de un trabajo de antología de un piloto que se ha ganado un lugar en la marquesina de los mejores”.
   
Entre otros podios clásicos de Hugo Costantino pueden ser destacados los conseguidos con La Kermesse en el Gran Premio “Saturnino J. Unzué” (G.I) y el “Carlos Casares” (G.II), ambos en 1982, bajo la égida de F. C. Hilarrachea. Ese año, en San Isidro, llevó al triunfo a Azulino en el clásico “Melgarejo” presentado por Julio Óscar Penna. En 1983, esta vez en sociedad con otro Penna –Mariano– se impuso con Límite en el “Santiago Luro”, “Guillermo Kemmis” y “Congreve”. Con Ulano, un pingo de enorme clase hijo de Basileus, ganó cuatro carreras, incluido el clásico (L) “Sociedad Rural Argentina”. La lista –muy lejos de ser completa– se extiende con Big Safety en el “Gran Premio Montevideo”, Everest en el “Asociación de Propietarios de Caballos de Carrera”, Soy Mentado en el “Irlanda”, Grand Lucky en el “Japón”, El Oriental en el “América”, Solo Bold en el “Opcional”, The Bues en el “Tomás Lyon”, Aislante en el “Enrique Acebal” y Pradial en el “Paraguay”.

Precisamente, en ocasión de ganar con Pradial el clásico “Paraguay” en Palermo, el periodista argentino Carlos Nalé, en su columna “El Muro de los Lamentos”, deslizaba con su distinguida pluma “las comparaciones entre el “Pato” Costantino y el arquero mundialista Fillol, otro “Pato Ilustre”, el siguiente comentario: “El clásico Paraguay mostró en la punta a un Paso Flores cuyo despilfarro –45”2/5 para la primera mitad del recorrido– lo llevó a alejarse media docena de cuerpos de sus perseguidores. Siguiendo al puntero se quedó sin nafta Lotus, al que tal vez le habría ido mejor corrido por Andretti en vez de por Figueroa. Tratando de alcanzar a Paso Flores se agotó Auxiliante, que en la recta fue el primero en tratar de auxiliar a la aterrada cátedra. Más fuerza –y más problemas– tuvo la carga de Bogart. Pero el único que logró dar caza al hermanito de Mister Brea fue Pradial. En mitad de la recta el enemigo más peligroso del pingo de La Biznaga parecía él mismo. Costantino –una reprise espectacular del mejor piloto argentino ganando sábado y domingo– parecía el del sidecar de las carreras de motos, tirado hacia su derecha, fuera de borda, para evitar que el hijo de Martinet se subiera encima de Auxiliante. Cuando Pradial entró en razones y siguió derecho, tuvo el resto justo para alcanzar y quebrar a un puntero que solo perdió a treinta metros del  disco”… 
   
En su actividad como entrenador, ha tenido pocos caballos a su cargo. No más de ocho o nueve boxes ocupados. Quizás, El Huraño y Princesa Tap le brindaron las mayores satisfacciones. En su corta campaña con El Huraño, ganador de una carrera, se clasificó tercero en el “Nacional” y cuarto en el “Pellegrini” en la temporada 2003. El hijo de Octante, exportado a Emiratos Árabes Unidos, continuó su campaña en Dubai. Con Princesa Tap, por Engrillado, ganó seis carreras, incluido un Grupo II. Turquesa Tap, hija de “la Princesa”, ya tiene reservado su lugar en el stud que Costantino adquirió en San Isidro.

Precisamente, en mayo pasado en el majestuoso escenario del verde reluciente, no obstante ser una carrera condicional, Costantino festejó por vía doble cuando retiró del pesaje vencedor a su pupilo On Ice, defensor de los prestigiosos colores del stud y haras “San Francisco de Pilar”, propiedad de la experta criadora Diane Lorraine de Perkins. El hijo de Hat Trick y Only With You es, por vía materna, nieto del consagrado Lord At War, purasangre que dos décadas antes, con “El Pato” en sus cruces y por la misma caballeriza, finalizó invicto su trayectoria en Argentina, culminada con una inolvidable victoria sanisidrense a escala internacional.

Hugo Costantino, “El Pato”, como lo bautizó con afecto la afición, nació en 1953 en Rosario, Provincia de Santa Fe, en los pagos donde surgieron grandes e inolvidables artistas y artesanos de la fusta. Juan Pedro Artigas, Cayetano Sauro, Oreste Cosenza y Ángel O. Baratucci, protagonistas con letras de molde en las páginas de la rica historia del turf argentino. Está casado con Adriana y tienen dos hijos, Sebastián Mariano y Antonella. En más de una oportunidad, nos ha comentado: “En las buenas y en las malas, siempre he tenido el apoyo y la comprensión de mi familia. Es lo más importante en mi vida. Mi pasión por los caballos me impulsó a ser jockey desde muy joven. Después, ese entusiasmo me llevó naturalmente a continuar mi vinculación con el turf como entrenador, profesión que he asumido con la misma vocación y responsabilidad”.

            En octubre pasado, en oportunidad de concurrir a San Isidro para presenciar el “Jockey Club”, mi gran amigo Carlos Wolf nos comunicó telefónicamente con Costantino y nos reencontramos en el corazón de Buenos Aires. Compartimos la charla alternando anécdotas y gratos recuerdos. ¡Claro! no podía faltar el día de su triunfo en la “Polla de Potrillos” con Fabiolo. Ese domingo habíamos ido juntos a Palermo, pasando un rato antes por el stud de "Cacho" Pascual a recibir las indicaciones para la carrera de Diadoca. El "Pato" ganó con la hija de Dalry, hasta entonces invicta, y después completó doblete con Fabiolo en jornada inolvidable…

En el lustro de sus años más exitosos, alcanzó la cima junto a colegas de reconocida categoría y prestigio, procedentes del “Mercosur” –definición a tono con la modernidad– y de otros países vecinos. A través de un prisma cuya visión no dejará de ser subjetiva, en nuestra opinión Hugo Costantino ha sido uno de los mejores jockeys latinoamericanos que tuvimos el privilegio de ver en acción. Por su apilada elegante, su estilo depurado, su capacidad para repentizar y su serenidad en la definición.

Un auténtico crack. Como profesional y como persona.


Fotografías:

1) Hugo Costantino, entrenador. (Foto “Campana de Largada”)
2) Hugo Costantino, jockey.
3) Con la chaquetilla del stud y haras “San Francisco de Pilar”. (Tapa “Revista Burrera”. Diario Popular)
4) Durante su prolongado período de recuperación, luego de sufrir grave accidente en una mañana de ensayos. Se comunicaba a través de la escritura.
5) Fabiolo, junto a la empalizada, y Kurdo, afuera, luchan por la victoria en los metros finales de la “Polla de Potrillos”.
6) “Por una cabeza”. Con el “Pato” Costantino, Fabiolo vence a Kurdo dirigido por Carlos Pezoa.
7) Vilmar Sanguinetti felicita a Hugo Costantino después de su magnífico triunfo con Fabiolo. (Tapa revista “La Hoja”)
8) Agasajo en el “Jockey Club” de Montevideo. De izquierda a derecha, mi hermano Gustavo Aguirre, Hugo Costantino, Irene Guimaraes, Walter Báez, y el autor de estas líneas. (Foto Julio González)   
9) En tensa definición, lleva al triunfo a Pradial en el Gran Premio “Benito Villanueva” disputado en Maroñas en la jornada del 6 de  enero de 1979. (Foto Julio González)
10) Otra toma de la victoria con Pradial. Estilo y exigencia de lujo. (Foto Julio González)
11) Con Refuge del stud “Los compañeros” en el paseo preliminar en Maroñas. (Foto Julio González)
12) Rumbo a las gateras con el tordillo Refuge. (Foto Julio González)
13) Victoria en Palermo con El Conservador, defensor del stud “Mano Mora”, entrenado por Julio Félix Penna.
14) Mañana de aprontes. Con Ilustrado en Maroñas ante la atenta mirada del entrenador Antonio H. Marsiglia. (Foto Julio González)
15) Triunfo clásico con Límite en San Isidro.
16) Antes, en calidad de jockey, ahora entrenador. Victoria con los colores de “San Francisco de Pilar”, en sociedad con el piloto Altair Domingos.
17) La amplia sonrisa de un triunfador. (Foto “Campana de Largada”)


Nota originalmente publicada en "Campana de Largada"

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