En esta oportunidad homenajeando al "Pato" Hugo Costantino.
¡ Gracias Miguel !
Miguel Aguirre Bayley
Hugo Costantino: su apilada elegante y el arte de un
estilo
Las
crónicas especializadas de la época lo distinguieron como el mejor jockey
argentino en el período comprendido entre 1976 y 1980 y uno de los más avezados
fileteros, desde que dicha “embocadura” pasó a predominar en los principales hipódromos
del cono sur. Julio Félix Penna, Juan Carlos Etchechoury, Domingo E. Pascual y
Juan Esteban Bianchi, entrenadores de reconocida jerarquía, le confiaron sus
pupilos. No obstante, varias caídas y accidentes en las pistas en el momento cumbre
de su ascendente trayectoria, lo dejaron al margen por prolongados períodos. Al
promediar la década de los ochenta, no pudo alcanzar el nivel de victorias de
su época de esplendor. Sus actuaciones muy espaciadas e infrecuentes, anunciaban
su retiro. Pidió pase de jockey a entrenador… y a empezar de nuevo, desde el
pie.
En sus inicios en el mundo del turf, en su Rosario
natal, tuvo el apoyo del cuidador Ramón Arias. Después, en Buenos Aires, empezó
a trabajar como peón en la caballeriza de Jorge Reynoso. Con la tutela del gran
jockey Oscar Nardi, se inscribió en la Escuela de Aprendices que dirigían Juan
Araya y Alejandro Lhuillier. El propio “Pocho” Nardi, por entonces cuidador, apuntó
alto y lo recomendó a Julio Félix Penna. Hugo Costantino comenzó como “tercera fusta”
en la cuadra del consagrado entrenador, pues ya integraban el equipo los afamados
Oreste Cosenza y Ramón Ciafardini. Su primer podio ganador fue en el Hipódromo
de La Plata con Whisky, al cuidado de Juan Carlos Farías, en mayo de 1974. Al
año siguiente, los triunfos se reiteraron con asiduidad y fue ganando espacios
en las revistas y publicaciones hípicas.
En
1976 se clasificó quinto en la estadística de Palermo y San Isidro con 49
victorias, siendo superado por jockeys de la categoría del uruguayo Vilmar
Sanguinetti, la jocketta Marina Lezcano y los fileteros chilenos Carlos Pezoa y
Eduardo Jara. Al año siguiente, con 67 triunfos en Palermo, escoltó a Vilmar Sanguinetti,
relegando al tercer lugar a Eduardo Jara. En 1978 finalizó en la séptima
posición con 46 victorias, precedido por Vilmar Sanguinetti, el peruano Víctor
Centeno, Carlos Pezoa, Marina Lezcano, Aníbal Etchart y Eduardo Jara, pléyade
de pilotos de estimables condiciones.
En 1979 sufrió un grave accidente en una mañana de
ensayos y estuvo mucho tiempo sin poder actuar. Su reaparición se produjo el
primer fin de semana de septiembre de ese año en el Hipódromo Argentino de Palermo
y fue altamente auspiciosa. El empeño y la tenacidad puesta de manifiesto en su
preparación para volver a ejercer, tuvo su justa recompensa. Ese domingo, en
una espléndida tarde soleada, tras protagonizar un emotivo y espectacular final,
ganó con Fabiolo la “Polla de Potrillos” (G.I.) La sentencia fue de una cabeza
a favor del “renegrido” zaino del stud “San Javier” sobre el “malacara” Kurdo, al
que conducía Carlos Pezoa. Ambos potrillos habían luchado en una misma línea a
lo largo de la recta de tribunas en busca de la gloria. Un rato antes, Costantino
había cruzado ganancioso el disco con la velocísima Diadoca en cotejo de la
recta. La hija de Dalry vencía con luz sobre Variety, después de sortear un serio
contratiempo en la largada cuando a Cheetah se “le fueron las manos” y sesgó de
golpe su línea hacia adentro, perjudicándola. En 1980 siguió sumando impactos,
pero no integró el cuadro de los primeros lugares en su rubro.
En 1981 ocupó el quinto lugar al totalizar 65
victorias en las estadísticas de Palermo y San Isidro, detrás de Vilmar
Sanguinetti, Jorge Valdivieso, Víctor Centeno y Rubén Laitán. Ese año llevó al
triunfo a Querubante en el Gran Premio “La Mission” (G.I.) presentada con el “sello”
de Julio F. Penna en San Isidro. En 1982, ganó 48 carreras y en 1983 sumó 40
éxitos. En esta temporada, el invicto Lord At War le daría otra gran
satisfacción al ganar en el Gran Premio Internacional “Joaquín S. de Anchorena”
(G.I.) en San Isidro. El alazán al cuidado de Julio Óscar Penna, venció por
medio pescuezo a Gran Sirocco dirigido por el peruano Víctor Centeno. Después
de este triunfo, el defensor de las sedas blanco (V) verde, gorra negra del
stud y haras “San Francisco de Pilar”, continuó su campaña en los Estados
Unidos. Los éxitos del hijo de General y Luna de Miel, continuaron en la pista
y se prolongaron en el haras, como padre y abuelo materno en el país del norte.
En Estados Unidos, su triunfo más trascendente fue en el Santa Anita Handicap (G.I.)
en 1985, a los cinco años, conducido por el coloso “Bill” Shoemaker, su jockey
en pistas norteamericanas.
De sus mejores tardes con la “chaquetilla de colores”,
merece una mención especial la lotería de victorias que Constantino obtuvo en
la jornada del viernes 30 de diciembre de 1977, que puso telón al calendario
anual. Ese día arrasó con la mitad del programa en Palermo. En las “condicionales”
llevó al podio de los ganadores a Marilinne y a Pradial, al cuidado de Julio F.
Penna, presentados por José Luis Leguizamón, y a Rayo y a Charlie, entrenados
por Juan Carlos Etchechoury. En el clásico “Comparación” (G.II.) cotejo central
de la jornada, se impuso con Chocolate presentado por Domingo E. Pascual, sobre
El Amasijo con Julio Fajardo y el favorito Serxens, Marina Lezcano “up”. En las
reuniones de un mismo fin de semana en el Hipódromo Argentino, se adjudicó las respectivas
Apuestas 5ta. Doble Final. Empezó el sábado con sus conducidos Verpol y Smoky y
el domingo completó la racha ganadora en dos finales de bandera verde. Con Wild
Water doblegó por el hocico a Royal Higness, y con El Vivaracho, se adelantó por
un pescuezo al puntero Beatle que, en su disparada al ingresar a la recta,
parecía imitar al famoso cuarteto de Liverpool en su camino a la celebridad…
En el apogeo de su trayectoria, en la segunda mitad de
los años setenta, fue invitado junto a Aníbal Etchart, excelente jockey apodado
“Brazo Fuerte”, para representar a Argentina en un torneo internacional llevado
a cabo en Sudáfrica con participación de pilotos locales y extranjeros. En las
temporadas 1977 y 1979, la Asociación de Periodistas Turfísticos de Uruguay le
cursó invitación para actuar en Maroñas. En ambas ocasiones logró triunfos y
causó muy buena impresión en los aficionados uruguayos. En su debut maroñense
viajó con el paraguayo Candelario Cáceres, cotizado piloto de lucida actuación
en La Plata y en la segunda oportunidad lo hizo junto a la eficaz y simpática
jocketta Irene Guimaraes. También tuvimos ocasión de verlo actuar en “Cidade
Jardim” de San Pablo en mayo de 1977. Sin embargo, esa vez en el clásico internacional
sobre el kilómetro, la “suerte” jugó en su contra. Estuvo muy cerca de ganar
con la excelente Golilla que entrenaba el experto Juan Alberto Maldotti. Después
de sortear serios contratiempos en la largada y afrontar otros imponderables
cerca de la definición, la hija de Martinet llegó tercera a medio cuerpo de la
brasileña Elba Fleet y a ventaja mínima del chileno Exit II. “Carreras son
carreras”…
Ganador clásico en Palermo y San Isidro, recibió el
halago de los aplausos al ganar carreras importantes en los hipódromos de Maroñas
en Uruguay y de La Plata, Provincia de Buenos Aires. En Maroñas, en la
tradicional jornada del 6 de enero de 1979, se impuso con Pradial del stud y
haras “La Biznaga” sin luz sobre el uruguayo Fantasma, en el Gran Premio
“Benito Villanueva”, clásico internacional (G.I) sobre la milla en el marco del
mitin de “Reyes”. En un pasaje de nuestra crónica sobre esa carrera, escribíamos:
“El desenlace fue vibrante y originó encendidos comentarios acerca de su
definición. Pero si en algo existió unanimidad, fue en destacar las notables
condiciones de Costantino, propias de un gran jockey. Con asombrosa habilidad,
picardía, admirable postura y una exigencia estupenda, dio vuelta un resultado
que hasta los últimos cien metros tuvo harto comprometido el hijo de Martinet,
cuando respondiendo generosamente a la exigencia de Walter Gularte, Fantasma no
quería entregar posiciones. Convertido en un “ovillo” Costantino se transformó,
con su “zurda implacable”, en piloto de tormentas de Pradial que debió guapear
de lo lindo para acreditarse los laureles del éxito. Los interrogantes sobre si
ganaba Pradial o Fantasma en otras circunstancias o en otro desarrollo
formarán, como la mayoría de las veces, parte de la gloriosa incertidumbre del turf.
Pero queda, para quienes estuvimos en el pintoresco y añejo escenario de
Ituzaingó, el recuerdo de un trabajo de antología de un piloto que se ha ganado
un lugar en la marquesina de los mejores”.
Entre otros podios clásicos de Hugo Costantino pueden ser
destacados los conseguidos con La Kermesse en el Gran Premio “Saturnino J.
Unzué” (G.I) y el “Carlos Casares” (G.II), ambos en 1982, bajo la égida de F.
C. Hilarrachea. Ese año, en San Isidro, llevó al triunfo a Azulino en el
clásico “Melgarejo” presentado por Julio Óscar Penna. En 1983, esta vez en
sociedad con otro Penna –Mariano– se impuso con Límite en el “Santiago Luro”,
“Guillermo Kemmis” y “Congreve”. Con Ulano, un pingo de enorme clase hijo de
Basileus, ganó cuatro carreras, incluido el clásico (L) “Sociedad Rural
Argentina”. La lista –muy lejos de ser completa– se extiende con Big Safety en
el “Gran Premio Montevideo”, Everest en el “Asociación de Propietarios de
Caballos de Carrera”, Soy Mentado en el “Irlanda”, Grand Lucky en el “Japón”,
El Oriental en el “América”, Solo Bold en el “Opcional”, The Bues en el “Tomás
Lyon”, Aislante en el “Enrique Acebal” y Pradial en el “Paraguay”.
Precisamente, en ocasión de ganar con Pradial el
clásico “Paraguay” en Palermo, el periodista argentino Carlos Nalé, en su
columna “El Muro de los Lamentos”, deslizaba con su distinguida pluma “las
comparaciones entre el “Pato” Costantino y el arquero mundialista Fillol, otro
“Pato Ilustre”, el siguiente comentario: “El clásico Paraguay mostró en la
punta a un Paso Flores cuyo despilfarro –45”2/5 para la primera mitad del
recorrido– lo llevó a alejarse media docena de cuerpos de sus perseguidores.
Siguiendo al puntero se quedó sin nafta Lotus, al que tal vez le habría ido
mejor corrido por Andretti en vez de por Figueroa. Tratando de alcanzar a Paso
Flores se agotó Auxiliante, que en la recta fue el primero en tratar de
auxiliar a la aterrada cátedra. Más fuerza –y más problemas– tuvo la carga de
Bogart. Pero el único que logró dar caza al hermanito de Mister Brea fue Pradial.
En mitad de la recta el enemigo más peligroso del pingo de La Biznaga parecía
él mismo. Costantino –una reprise espectacular del mejor piloto argentino
ganando sábado y domingo– parecía el del sidecar de las carreras de motos,
tirado hacia su derecha, fuera de borda, para evitar que el hijo de Martinet se
subiera encima de Auxiliante. Cuando Pradial entró en razones y siguió derecho,
tuvo el resto justo para alcanzar y quebrar a un puntero que solo perdió a
treinta metros del disco”…
En su actividad como entrenador, ha tenido pocos
caballos a su cargo. No más de ocho o nueve boxes ocupados. Quizás, El Huraño y
Princesa Tap le brindaron las mayores satisfacciones. En su corta campaña con
El Huraño, ganador de una carrera, se clasificó tercero en el “Nacional” y
cuarto en el “Pellegrini” en la temporada 2003. El hijo de Octante, exportado a
Emiratos Árabes Unidos, continuó su campaña en Dubai. Con Princesa Tap, por
Engrillado, ganó seis carreras, incluido un Grupo II. Turquesa Tap, hija de “la
Princesa”, ya tiene reservado su lugar en el stud que Costantino adquirió en
San Isidro.
Precisamente, en mayo pasado en el majestuoso
escenario del verde reluciente, no obstante ser una carrera condicional, Costantino
festejó por vía doble cuando retiró del pesaje vencedor a su pupilo On Ice, defensor
de los prestigiosos colores del stud y haras “San Francisco de Pilar”,
propiedad de la experta criadora Diane Lorraine de Perkins. El hijo de Hat
Trick y Only With You es, por vía materna, nieto del consagrado Lord At War, purasangre
que dos décadas antes, con “El Pato” en sus cruces y por la misma caballeriza,
finalizó invicto su trayectoria en Argentina, culminada con una inolvidable victoria
sanisidrense a escala internacional.
Hugo Costantino, “El Pato”, como lo bautizó con afecto
la afición, nació en 1953 en Rosario, Provincia de Santa Fe, en los pagos donde
surgieron grandes e inolvidables artistas y artesanos de la fusta. Juan Pedro
Artigas, Cayetano Sauro, Oreste Cosenza y Ángel O. Baratucci, protagonistas con
letras de molde en las páginas de la rica historia del turf argentino. Está
casado con Adriana y tienen dos hijos, Sebastián Mariano y Antonella. En más de
una oportunidad, nos ha comentado: “En las buenas y en las malas, siempre he
tenido el apoyo y la comprensión de mi familia. Es lo más importante en mi vida.
Mi pasión por los caballos me impulsó a ser jockey desde muy joven. Después, ese
entusiasmo me llevó naturalmente a continuar mi vinculación con el turf como
entrenador, profesión que he asumido con la misma vocación y responsabilidad”.
En octubre pasado, en oportunidad de concurrir a
San Isidro para presenciar el “Jockey Club”, mi gran amigo Carlos Wolf nos
comunicó telefónicamente con Costantino y nos reencontramos en el corazón de Buenos
Aires. Compartimos la charla alternando anécdotas y gratos recuerdos. ¡Claro! no
podía faltar el día de su triunfo en la “Polla de Potrillos” con Fabiolo. Ese
domingo habíamos ido juntos a Palermo, pasando un rato antes por el stud de
"Cacho" Pascual a recibir las indicaciones para la carrera de
Diadoca. El "Pato" ganó con la hija de Dalry, hasta entonces invicta,
y después completó doblete con Fabiolo en jornada inolvidable…
En el lustro de sus años más exitosos, alcanzó la cima
junto a colegas de reconocida categoría y prestigio, procedentes del “Mercosur”
–definición a tono con la modernidad– y de otros países vecinos. A través de un
prisma cuya visión no dejará de ser subjetiva, en nuestra opinión Hugo
Costantino ha sido uno de los mejores jockeys latinoamericanos que tuvimos el
privilegio de ver en acción. Por su apilada elegante, su estilo depurado, su
capacidad para repentizar y su serenidad en la definición.
Un auténtico crack. Como profesional y como persona.
Fotografías:
1) Hugo Costantino, entrenador. (Foto “Campana de Largada”)
2) Hugo Costantino, jockey.
3) Con la chaquetilla del stud y haras “San Francisco
de Pilar”. (Tapa “Revista Burrera”.
Diario Popular)
4) Durante su prolongado período de recuperación,
luego de sufrir grave accidente en una mañana de ensayos. Se comunicaba a
través de la escritura.
5) Fabiolo, junto a la empalizada, y Kurdo, afuera,
luchan por la victoria en los metros finales de la “Polla de Potrillos”.
6) “Por una cabeza”. Con el “Pato” Costantino, Fabiolo
vence a Kurdo dirigido por Carlos Pezoa.
7) Vilmar Sanguinetti felicita a Hugo Costantino
después de su magnífico triunfo con Fabiolo. (Tapa revista “La Hoja”)
8) Agasajo en el “Jockey Club” de Montevideo. De
izquierda a derecha, mi hermano Gustavo Aguirre, Hugo Costantino, Irene
Guimaraes, Walter Báez, y el autor de estas líneas. (Foto Julio González)
9) En tensa definición, lleva al triunfo a Pradial en
el Gran Premio “Benito Villanueva” disputado en Maroñas en la jornada del 6
de enero de 1979. (Foto Julio González)
10) Otra toma de la victoria con Pradial. Estilo y
exigencia de lujo. (Foto Julio González)
11) Con Refuge del stud “Los compañeros” en el paseo
preliminar en Maroñas. (Foto Julio
González)
12) Rumbo a las gateras con el tordillo Refuge. (Foto Julio González)
13) Victoria en Palermo con El Conservador, defensor
del stud “Mano Mora”, entrenado por Julio Félix Penna.
14) Mañana de aprontes. Con Ilustrado en Maroñas ante
la atenta mirada del entrenador Antonio H. Marsiglia. (Foto Julio González)
15) Triunfo clásico con Límite en San Isidro.
16) Antes, en calidad de jockey, ahora entrenador.
Victoria con los colores de “San Francisco de Pilar”, en sociedad con el piloto
Altair Domingos.
17) La amplia sonrisa de un triunfador. (Foto “Campana de Largada”)
Nota originalmente publicada en "Campana de Largada"
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