Propietario: Raymond Guest.
Criador: Alice Headley
Chandler.
13 corridas con 8-3-1 y ganancias por $561.323.
1º Grand Criterium
(FR), National St. (IRE), Probationers' St. (IRE), Washington D. C.
International Invitational St, Derby St. (ENG), Champion St. (ENG), 2000
Guineas St. (ENG), 2000 Guineas Trial St. (ENG). 2º Irish Sweeps Derby (Ire),
Prix de l'Arc de Triomphe (Fr), Prix Henry Delamarre (Fr). 3º Eclipse St (Eng).
Retirado el stud en 1969, murió en 1995.
La
diferencia entre Sir Ivor y otros grandes caballos de carrera de la posguerra
en Europa fue el devastador rush de
velocidad con que remataba sus compromisos. En su caso, esa diferencia que
media entre un buen y un gran SPC tuvo un complemento muy importante: el jockey
Lester Piggot, con quien formó una dupla casi perfecta.
Criado
en USA y adquirido primeramente por Raymond Guest, luego fue comprado por Bull
Hancock, del afamado Clairborne Farm, en USD 42.000 durante las grandes
subastas de Keeneland. Quien según su criador era “un potrillo alto, larguirucho y algo desequilibrado”, fue después
enviado a manos del mítico entrenador Vincent O’Brien en Ballydoyle, que con su
primer semblanteo notó que era un ejemplar muy atrasado, advirtiéndole al
propietario que habría que armarse de mucha paciencia.
Debutó
en una carrera de menor categoría en Irlanda, y solo pudo capturar la cuarta
chapa del marcador. El jockey Liam Ward lo dirigió en sus dos siguientes
salidas, que fueron victorias ante una compañía tirando a mediocre. Por
recomendación del zorro O’Brien, fue en Lester Piggot en quien cayó la
responsabilidad de dirigirlo para el próximo compromiso: el Gand Criterium
francés. Allí abrevió los muchos metros que lo separaban de la punta al entrar
al derecho como una verdadera tromba, superando a la campeona 1968 Paola Bela y
a Timmy My Boy, 2º en el Derby francés del mismo año.
Por
entonces trascendió que su propietario había abrochado una apuesta de 500
libras, 100-1, a que su potrillo sería el ganador del Derby de Epsom. Como para
ratificarle la confianza, el pingo lograba un nuevo triunfo en el National
Stakes de The Curragh, en Irlanda, siendo valorado como el segundo Mejor Dos
Años Europeo de la temporada.
A
la llegada del invierno, O’Brien decidió enviarlo a Pisa, a un clima más
cálido. Pero ese resultó uno de los peores inviernos que se recuerden en la
ciudad italiana, donde el caballo desarrolló un absceso en un casco que le dejó
la pata hinchada como una pelota. Una vez recuperado, hizo su debut tresañero
en la carrera preparatoria de las 2000 Guineas, ganando pero sólo por ¾ cpo.
Resultaba evidente que el tiro de 1400 metros era muy poco para desarrollar su
poderío. Fue a principios de esa temporada cuando Lester Piggot debió elegir
entre montar al gran millero Petingo, o a Sir Ivor. Optó por éste, y pareció
que se había equivocado cuando al poco tiempo Petingo lograba una fácil
victoria por 4 largos en un clásico de Newmarket.
Por
entonces Sir Ivor estaba de regreso en Irlanda para la disputa de las 2000
Guineas, pero el preparador O’Brien estaba realmente descontento con sus
progresos. Era muy perezoso en sus trabajos matinales, y tenía una marcada
tendencia a pararse cuando estaba finalizando los galopes. Con dudas, fue
enviado a Newmarket diez días antes de la gran carrera encargándosele a Piggot
trabajarlo para evaluar su real condición física. Junto al hijo de Sir Gaylord
habían venido desde Irlanda otros dos buenos potrillos de O’Brien con el sólo
objetivo de trabajar junto a él. En uno de los trabajos en conjunto, el
cuidador instruyó a Piggot para que lo llevara entre los otros dos y sólo lo
solicitara en los últimos 400. El jockey siguió al pie de la letra las
indicaciones, y en los últimos dos furlongs, según testigos “pareció que un fuera de borda pasara dos canoas a la deriva.” Tan
impresionante fue aquello, que el mismo Lester pensó que había sido el mejor
trabajo realizado con un caballo en las mañanas en toda su vida de jockey.
En
las 2000 Guineas fue ungido como segundo favorito detrás de Petingo, el gran
Dos Años de la temporada anterior y futuro Campeón Millero. Vino último hasta
faltar 600 metros para la línea. So Blessed había marcado el camino hasta que
Petingo lo superó con claridad cuando restaban 400, dando la impresión de que
el clásico ya estaba resuelto. Pero sólo dio esa impresión, ya que Piggot
embaló a Sir Ivor por los palos y agarró al casi seguro ganador a poco de la
llegada, superándolo por 1 y ½ cpos. Lester no se había equivocado… A su gran
capacidad como jinete, sumaba su acertada opinión sobre los caballos que
montaba.
El afamado jockey sabía
que Sir Ivor ganaría el Derby de Epsom, pero tenía en claro que para lograrlo
debía correr tapado y sin mostrarle la cancha durante casi toda la carrera.
Contrastando con su convicción, muchos aficionados y aún expertos dudaban del
carácter de stayer del potrillo, al que juzgaban no estar criado para
distancias tan exigentes como la del Derby, máxime cuando nunca había competido
por sobre los 2000 metros. Un día antes de la gran prueba los números eran
categóricos: el caballo estaba ampliamente favorito 5-4.
Piggot
ejecutó los planes a la perfección. Viajó séptimo mientras adelante se
encolumnaban el puntero Benroy, Connaught, Mount Athos y Torpid. Apenas
desembocados en el derecho final, Connaught venía cortado por cinco largos,
mientras Piggot seguía vigilando a Remand, que pensaba era el gran peligro de
la carrera. Evaluó que ya no lo era cuando sólo faltaban 200 metros, y en ese
momento abrió a Sir Ivor para atacar por afuera. Cazó al guapo puntero en los
últimos 50 metros, ganando por 1 y ½ cpos. La gran hazaña para muchos era la
mejor exhibición de un ganador del Derby luego de la Segunda Guerra Mundial.
La
siguiente prueba para Sir Ivor era el Irish Derby. Compromisos de monta
hicieron que volviera a su cruz Liam Ward, mientras Piggot montaba a Ribero. En
una emocionante y recordada lucha final prevaleció Ribero, que había tomado la
punta faltando 400 metros y aguantó a pie firme la estocada de Sir Ivor.
Finalizada la carrera, Piggot opinó que Sir Ivor había sido exigido demasiado
temprano en la recta, y a esto se sumaba el duro estado de la pista de The
Curragh como complicación extra.
Para
el próximo compromiso, el Eclipse Stakes, la superficie era de piedra, y
entonces no sorprendió que Sir Ivor fuera vencido y terminara tercero a ¾ de cuerpo
de Royal Palace (ganador del Derby del año anterior) y Taj Dewan, que
definieron por una cabeza. Aquí otra vez se escucharon las palabras de Piggot,
que había vuelto a la monta y opinó que el caballo no debía haber disputado
aquella carrera. El entrenador O’Brien decidió entonces darle un tiempo de
recuperación, ya que los próximos planes incluían nada menos que el Prix de
l’Arc de Triomphe.
Previo
al gran clásico francés, Sir Ivor hizo escala preparatoria en el Prix Henry
Delamarre, donde llegó segundo de Prince Sao, uno a quien le daba 7 libras de
ventaja. Y ya en el Arco, corrió muy bien pero sólo pudo arribar segundo a 3
cuerpos del por entonces considerado mejor caballo del mundo, Vaguely Noble.
Pese al puesto de escolta, para su propietario había sido la mejor carrera en
la campaña de su crédito, que pudo superar a los ganadores del Derby Francés,
Oak Frances, Irish Derby e Irish Oaks, siendo sólo vencido por uno de los
mejores de todos los tiempos en Europa.
Dos
semanas después del Arco, volvió a la victoria superando sin inconvenientes y
por 2 y ½ cpos a Locris, y de paso tomándose revancha de Taj Dewan, todo esto
en el marco del Champion Stakes que Piggot asumió sin exigirlo en ningún
momento.
El
palmarés de Sir Ivor alcanzaba su punto máximo con la disputa del Washington
International. Iba a jugársela como visitante en medio de un clima que se
presentó terrible el día de la carrera. Una prueba en la que grandes ejemplares
como Ballymoss habían fallado, en la que el último ganador del Derby de Epsom
capaz triunfar había sido Papyrus, venciendo a Zev en 1923. Entre sus
principales oponentes sobresalían Fort Marcy, ganador de la prueba en su
edición anterior, Czar Alexander, Azincourt, Takeshibo-O, y sus ya conocidos
del Arco Camarthen y la Lagune.
Takeshibo-O
marcó el camino, con Camarthen a sus patas y Sir Ivor en quinto lugar. Faltando
800, el líder comenzó a quedarse, y en pleno codo el dirigido por Piggot quedó
en medio de un sandwich que le hicieron Czar Alexander y Camarthen, mientras La
Lagune avanzaba libre por afuera. Piggot no encontraba el hueco… sólo pudo dar
con él a falta de 200 metros, cuando La Lagune se paró. Sir Ivor, por fin
liberado, pasó como un cohete entre Camarthen y Fort Marcy y se hizo con una
victoria antológica por ¾ cpo. Tan embarrado como su caballo, finalizada la
carrera Piggot (que recibió duras críticas de la prensa local por lo que
entendían un ataque tardío), declaró: “Nunca
había visto un caballo tan cansado al terminar una carrera, lo ha dado todo. Es
el mejor que he montado en toda mi vida.” Había ganado una gran batalla en
territorio extranjero. Incluso los propietarios de aquel gran Vaguely Noble que
lo venciera no estaban seguros de que su crédito hubiera podido imponerse
superando las muy complicadas condiciones de pista.
El
gran Sir Ivor fue sindicado en el Clairborne Farm de USA. Produjo a notables
potrancas como Ivanjica (1º Prix de l’Arc de Triomphe 1976), Godetia (1º Irish
Oaks), Sweet Alliance (1º Kentucky Oaks), Cloonlara (Campeona Dos Años Irlandesa),
Ivor’s Image (1º Oaks italiano), etc. Murió en 1995.
Para
cerrar el presente artículo, como en otras reseñas dedicadas a caballos
europeos, vamos a la opinión de nuestro “contacto en Europa”, el jockey español
Juan Ignacio Escario, para saber qué lugar se le podría asignar a Sir Ivor
entre los grandes de la historia turfística del viejo continente. “Lester declaró que era el mejor caballo que
había montado en su vida, y fue el jockey de Nijinsky, del que dijo que
probablemente tenía más talento que Sir Ivor aunque no poseía su carácter y
personalidad. Era de la opinión que Sir Ivor tenía un temperamento más
equilibrado y era un caballo realmente inteligente. Nada le distraía antes de
una carrera, simplemente era un gran caballo para montar. (…) Nijinsky está
considerado uno de los grandes del siglo XX (primer caballo en ganar la Triple
Corona desde que Bahram lo consiguiera en 1935). Vincent O'Brien manifestó que
era difícil saber cual era mejor caballo. Dijo que Nijinsky era quizá más
brillante, pero en fuerza y resistencia, Sir Ivor era superior. Además, los
rivales a los que se enfrentó Sir Ivor, fueron superiores a los de Nijinsky.
Vaguely Noble, quien le batió en el Arco, fue uno de los grandes caballos de
todos los tiempos. Connaught, otro de sus rivales, batió a Karabas (ganador del
Washington Interntional) en el Eclipse Stakes 1970 por 7 cuerpos en tiempo
récord. (…) Petingo fue un magnífico millero que ganó el St. James's Palace
Stakes así como el Sussex Stakes para ser coronado como Mejor Millero Europeo.
Royal Palace fue un caballo de mucha clase quién venció en las 2000 Guineas y
en el Derby de Epsom, así como el King George y el Eclipse Stakes. Ribero fue
un gran stayer, muy resistente, hijo de Ribot, probablemente el mejor caballo
de media distancia de todo el siglo XX. (…) Sir Ivor fue un excepcional caballo
de carreras, siendo probablemente los 2000 metros su mejor distancia. Creo que
sobre ésta hubiera tenido la posibilidad de ponérselo realmente difícil a Sea
Bird y Nijinsky, o incluso haberlos batido. Su aceleración era sencillamente
excepcional, teniendo 100 metros finales realmente explosivos. Sus victorias en
las 2000 Guineas, Derby y Washington International se pueden comparar a
cualquier otra gran victoria de grandes caballos de los años recientes, y yo le
colocaría incluso por encima de Nijinsky o Shergar. En el Washington
International, alcanzó lo que a veces los grandes caballos no consiguen hacer
(Ballymoss perdió en 1958 y Dancing Brave sólo pudo ser cuarto en la Breeders'
Cup). Además hay que decir que en el Arco, Sir Ivor no corrió en su mejor
momento de preparación tras un descanso que se le dio tras disputar el Eclipse
Stakes. (…) Nunca olvidaré a éste fantástico caballo, era una magnífica máquina
de carreras. Observándole con Lester encima era ver poesía en movimiento. En
1968 llegó a ser una verdadera estrella.”
Marcelo Fébula.